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Yo Honro a Los Que Me Honran - El Abandono De La Palabra De Dios (Parte 4)

Sub-Tema: ¿A Dónde Se Fue La Integridad?

Lectura Bíblica Josué 7.10,-26 “Y el SEÑOR dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?... y levantaron sobre ellos un gran montón de piedras, hasta hoy. Y el SEÑOR se tornó de la ira de su furor. Y por esto fue llamado aquel lugar el Valle de Acor, hasta hoy.

Información de mensaje, Josué 7.10, 11, 20. En su lectura de todo este capítulo 7 podemos distinguir que se destacan dos cosas importantes que sucedieron en aquel entonces; y que incluso pasa lo mismo hoy día. Veamos:

1°) El abandono de la Palabra de Dios.

2°) La integridad.

En lugares de montañas, cerros y sitios análogos suelen ocurrir frecuentemente deslizamientos de sus tierras o nieves. En un principio los movimientos de estos deslizamientos son casi imperceptibles. Muy pronto su avance se hace más rápido, intenso, debido a la acumulación de tierra mezclada con agua, piedras o nieve. Estos cúmulos avanzan cada vez más violentos y con tanta fuerza y peso que arrastran lo que encuentran a su paso. Las bases de estas montañas y cerros, etc., parecería que ceden. Sus cimientos se sacuden. Inevitablemente, ante esto, y ya sin control, estas condiciones generarán grandes catástrofes; pereciendo incluso personas y animales. Una auténtica tragedia. En varios de estos lugares, los más propensos a estas condiciones, se hallan colocados unos grandes carteles, con sus distintivos: “ADVERTENCIA” — sea que la misma naturaleza advierte, o bien, sea que la mano del hombre puso las señales: estos son anuncios bien visibles, con las recomendaciones pertinentes. Generalmente las personas que transitan —sea en vehículos, a pie, moto o bicicleta— por esos parajes saben de los peligros que pueden sucederse en cualquier momento, y de los recaudos y precauciones que se tienen que tomar.
¡Cuántos creyentes no observan ni toman en cuenta las advertencias sobre el deslizamiento hacia el enfriamiento espiritual o abandono de la fe! No obstante, este deslizamiento nunca ocurre vertiginosamente. El creyente va cayendo paulatinamente. Le es imperceptible, insensible en un principio. Despreocupadamente, sin darle importancia, este camina por ese sendero que le lleva hacia un final trágico. Cuando no se toman en cuenta "las advertencias", es probable que tampoco se echen de ver las "recomendaciones" bien visibles. ¡Abandonamos las señales de advertencias que brinda la Palabra de Dios… nuestro orgullo y autosuficiencia pudo más! Es peligroso si ocurre esto.
Consideremos Deuteronomio 29.9 “GUARDARÉIS, pues, las palabras de este pacto, y las PONDRÉIS por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis.” Acá comienza la "advertencia", es decir, la obediencia a la buena Palabra de Dios. Notemos que, de hecho, se extiende la bendición de prosperar en todo lo que cada uno emprende, a causa de la obediencia. “Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y derechos; CUIDA, pues, de ponerlos por obra con TODO tu corazón (voluntad), y con toda tu alma (sentimientos).” (Deuteronomio 26.16).
Noten, por favor, que en dicho versículo, la Palabra de Dios dice ponerlos (poner) y cuida (cuidar). ¡Ser diligente no es poca cosa!
El éxito tiene un precio. Leamos Josué 1.8 “El libro de aquesta ley nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche meditarás en él, para que GUARDES y HAGAS conforme á todo lo que en él está escrito: porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” ¡Qué hermoso!, ¿verdad?
Es mejor que hacer cualquier sacrificio. 1 Samuel 15.22.
Asegura la entrada al reino de Dios. Mateo 7.21 y Apocalipsis 22.14.
El deber imperativo de la vida. Hechos 5.29.
Noé obedeció. Génesis. 6.22; Abraham obedeció. Génesis 22.2-3; Bezalel obedeció. Éxodo 36.1; Josué obedeció. Josué 11.15; Ezequías obedeció. 2 Reyes 18.6;
José y María obedecieron. Lucas 2.39; Jesús obedeció. Hebreos 5.8; Pablo obedeció. Hechos 26.19. He citado solo algunos nombres y hechos a manera de ejemplos. Hay muchos más. Los justos son los que prosperan. Génesis 39.3; Nehemías 2.20; Salmo 1.3.
De nuestro texto, encontramos que Acán fue, dentro de Israel, un hombre de entre los cuales se comprometió a obedecer la ordenanza sagrada dictada por Dios: que del anatema (Jericó) no debía tomarse nada para sí. “Empero guardaos vosotros del anatema (eso declarado así es maldición, execración no redimible), que ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, porque no hagáis anatema el campo de Israel, y lo turbéis.” (Josué 6.18). Solamente el botín de lo conquistado era para Dios. Leamos “Mas toda la plata, y el oro, y vasos de metal y de hierro, sea consagrado á Jehová, y venga al tesoro de Jehová.” (Josué 6.19). Pero que sucedió. Veamos a Acán. En este hombre las prioridades (entre ellas: su integridad) tenían efectos diferentes a los del resto de Israel. Él estaba al tanto de que si tomaba para sí algo del anatema, la ira de Dios recaería sobre otras personas inocentes; sin embargo esto pareció no importarle nada. No obstante, la codicia lo arruinó y le acarreó consecuencias trágicas a su vida y a la vida de otras personas; a su familia, sus pertenencias, su nombre, su INTEGRIDAD. La falta de temor de Dios, el no cuidar de poner por obra los mandamientos de Dios y el abandono de Su Palabra, por parte en este caso de Acá, nos presenta a nosotros un cuadro de amonestación singular, al cual debemos ponerle toda nuestra atención. ¿Cuánto perdió este hombre? ¿Cuánto su esposa, sus hijos, sus demás familiares? Al perder su integridad, por la codicia, también se convirtió en motivo de dolor y confusión para muchas familias en Israel. Sin duda, su nombre no está escrito en el libro del remanente fiel (Malaquías 3.16), ni está escrito su nombre en el libro de los cielos mencionado por el Señor Jesús en Lucas 10.20 (ver mensaje Tesoros Escondidos), ni en Libro de la Vida (Apocalipsis 20); pero sí en el libro de la maldición (Zacarías 5. 2-4). Allí dice que se debe esperar la resurrección de condenación y luego el juicio del Gran Trono Blanco y ser arrojado al lago de fuego; todo ello por el abandono de la Palabra de Dios.
Solo de estar predicando este mensaje, ¡qué sensación de tristeza me envuelve! Hermanos, cuidemos nuestra INTEGRIDAD. Hemos hecho voto al Señor cuando aceptamos Su perdón de nuestros pecados y fuimos adoptados por él. Prometimos ante el bautismo y frente a testigos identificarnos con la ordenanza de Jesucristo de mateo 28.1-20 “Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”… Y hemos de obedecer guardando su mandamiento. La salvación recibida y el perdón obtenido por medio de nuestro Señor Jesucristo, sin que lo mereciéramos, nos debiera estimular a no querer volvernos atrás y de nuevo revolcarnos en la desobediencia; y que por tal efecto de nuestros deslices sufran las consecuencias también nuestros allegados y otras personas. Observemos, por ende, el triste ejemplo también en Demas (Colosenses 4.14 / Filemón 1), colaborador de Pablo. Dice Pablo en 2 Timoteo 4: 10ª “porque Demas me ha desamparado, amando este siglo, y se ha ido a Tesalónica”. Pablo quedó por demás triste. Y noten que no encontramos en las Escrituras que Demas se haya arrepentido. El juicio de endurecimiento es muy serio. La INTEGRIDAD vale su precio…!
Las consecuencias se ven cristalizadas en las características que toma o asume el asunto. Vayamos a Josué 7. Allí podemos observar las siguientes consecuencias y características de un asunto:
1) Falta de autoridad espiritual; Josué 7.8.
2) Falta de poder espiritual; Josué 7.11,12.
3) Cobardía; Josué 7.1.
4) Desaliento; Josué 7.5.
5) Desanimo; Josué 7.6.
6) Incredulidad; Josué 7.13.
7) Melancolía (ver La Melancolía y el Antídoto de Dios); Josué 7.9.
De ello notamos cómo se decae la INTEGRIDAD. Es como un deslizamiento de tierra, va tomando movimientos simples y arrastrando otros elementos que encuentra en su paso, destruyendo. Si te encuentras así, amigo, amiga, es el momento de decir: ¡Alto! Quiero decirte que puedes estar perdiendo muchas valiosas bendiciones en tu vida. Reflexiona. ¿Estás perdiendo tu INTEGRIDAD en tu familia?... ¿Con tus amigos?... ¿En tu trabajo?... ¿En la Iglesia donde te congregas?... ¿En tus actividades deportivas?... ¿En tus estudios? En el área que sea, ¡reflexiona! Todo el esfuerzo que te ha costado y perderlo todo… Romper tu esperanza de esta manera… ¡No! No esperes más… No dudes… Da la vuelta y regresa… ¡Aún hay tiempo!... Fíate en Dios con todo tu corazón. Te invito a hablar con Él:

«Amado Padre, ¡ayúdame! ¡Qué necio/necia he sido! Abandoné tu amistad. Ocupé mi mente y mi voluntad con deseos mundanos. Usé medios corruptos para obtener cosas que no me convienen. He ofendido a otras personas y a ti. Por mi culpa el débil tropezó. Señor, he sido motivo de dolor al destruir la confianza que sobre mí tenían otras personas, y quiero recuperar todo eso noble y digno de nuevo. Solo tú puedes ayudarme. Me arrepiento y te pido perdón, apelando a tu misericordia. Dios mío, ten compasión de mí… ¡Que regrese, Señor Jesús, a mi alma tu paz, y mi espíritu descanse ya de tanto desvelos! ¡Alegra mi vida! Te lo ruego, Padre, en el precioso nombre de tu Hijo Jesús. Amén.»

Déjame decirte amigo, amiga, que si has tomado esta decisión, y lo has hecho correctamente, vuelve a los que has ofendido y pídeles perdón; porque así también restaurarás la confianza y la paz en muchas vidas — y aunque fueren pocas esas vidas heridas, o incluso una sola; las que fueren, ¡hazlo sin demora! Recuerda que quien se humilla, dice la Palabra de Dios, será exaltado “Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.” (Mateo 23:12). Todo tiene su precio: ¡tu orgullo déjalo de lado! ¡Recupera tu INTEGRIDAD!
Gracias te doy por haber leído este mensaje. Dios te bendiga con amplitud. Pastor, Ricardo Iribarren.


(Biblia consultada: RVR – Reina Valera 1909 - Versículos en forma textual)

Modificado por última vez enMartes, 25 Agosto 2020 18:26

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