Logo
Imprimir esta página

Yo… Ese Vaso Perdido (Quebrado)

Yo… Ese Vaso Perdido (Quebrado)

Mensaje basado en el Salmo 31, versículo 12

He sido olvidado de su corazón como un muerto: He venido á ser como un vaso perdido.

La expresión “vasija”, si la buscan en la concordancia en la RV 1960, no aparece; pero sí la palabra vaso. Con sus derivados de Cáliz, Copa, Utensilio, Vasija (como “vasija” podemos ver dos ejemplos citados en 1 Samuel 26.11 b “… empero toma ahora la lanza que está á su cabecera, y la botija del agua, y vámonos.”; 12 a “Llevóse pues David la lanza y la botija de agua de la cabecera de Saúl, y fuéronse…”;

y en 1 Reyes 17.12 a “Y ella respondió: Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo pan cocido; que solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una botija…”, 14 a “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La tinaja de la harina no escaseará, ni se disminuirá la botija del aceite.”) Este Vaso grande o vasija podía contener agua o aceite. Los significados de uso bíblico que se aplican a este término son maravillosamente sorprendentes. Vaso o Vasija. Respecto a esto, aparecen 8 textos en la Biblia. Veamos: Daniel 5.2, por ejemplo, menciona los vasos sagrados robados por Nabucodonosor, y que su hijo Belsasar deshonró; en Mateo 20.22 Jesús hizo una pregunta acerca de beber del vaso de sus aflicciones a sus discípulos; y en Mateo 23.25 denuncia a quienes, en su práctica religiosa externa, se comportan como hombres de nobleza pero tienen un corazón perverso. También en Lucas 11.39 las palabras de Cristo se vuelven acusadoras hacia quienes, figuradamente, son como vaso el cual limpian su borde y su exterior, mas por dentro su contenido está sucio y lleno de rapacidad e hipocresía. No obstante, el señor Jesucristo también destaca, puntualmente, que las acciones altruistas (aun un vaso de agua ofrecida) en Su nombre realizadas en buen favor hacia los cristianos, porque éstos son de Cristo, no quedarán sin recompensa. Añado al respecto dos textos más, a manera ilustrativa. Veamos, el apóstol San Pablo dicta sus palabras a Tercio, escribiente de la epístola a los Romanos, diciendo, en Romanos 9:21, que el alfarero (véase también Isaías 44.21) tiene potestad de crear —en obra de sus manos— de la misma masa un vaso de honra (véase también 2 Timoteo 2.20) y otro para deshonra. Hay un ejemplo muy hermoso que se encuentra en 1 Pedro 3.7, donde se compara a la mujer cristiana con un vaso muy frágil (lo leemos: “Vosotros maridos, semejantemente, habitad con ellas según ciencia, dando honor á la mujer como á vaso más frágil, y como á herederas juntamente de la gracia de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.”) Es nuestro deber como esposos —e inclusive cualquier varón, sin tener ningún parentesco con ellas— considerarlas y tratarlas de tal manera. Ellas son coherederas de la gracia.
Quise compartir estos ejemplos con el fin de dar a saber que David, observando el panorama del cual él nos habla, ciertamente desde la congoja de sus pensamientos, se hallaba en un estado de melancolía profundo (ver mensaje: La Melancolía y El Antídoto De Dios). Sin embargo, percibamos qué estado de ánimo diferente reflejan sus pensamientos en el Salmo 30.6… “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido.” ¡Y cuántos creyentes hay que piensan así! Cuando todo marcha exitosamente (“sobre rieles”) no hay de qué preocuparse… ¡Pero sí hay de qué! David oraba en su oscuridad, sintiéndose abandonado, abrumado por las dificultades que enfrentaba en circunstancias de la persecución del rey Saúl hacia él… hasta que lo halló el Señor. Y el Señor comenzó una obra de reparación de ese “vaso roto”. David comenzó a sentirse como un vaso roto cuando se vio embargado por situaciones contrarias: sus éxitos personales comenzaron a disminuir; perdió a su mejor amigo y compañero, Jonatán; le es quitada su esposa, Mical, y dada a otro hombre. Saúl, encendido de celos contra él, decidió matarlo; por lo que David debió huir, y anduvo errante por el desierto… Sí, David se sintió como un “vaso roto”.
Lo que David escribió en este Salmo refleja, si se me permite, una oración de las características que paso a exponer ahora — y si hay alguien hoy aquí presente que desea hacer dicha oración, identificándose con ella, pues hágala. Dios coloca sus recursos a nuestro alcance. La obra de Dios es hermosa. Los materiales que usa en cada uno de nosotros, creyentes cristianos, nos fascina. Es por ello que deseamos muchas veces explorar los acontecimientos que otras personas, ciertamente de la antigüedad, han vivido, experimentando emociones diversas; y que hoy, en el presente, esas mismas vivencias les acaece a otros, y también a nosotros. David se sentía cual un vaso roto. Sus heridas emocionales afectaban profundamente su alma. Las huellas de los sinsabores y los fracasos reflejan en este Salmo 31 la agobiante situación de vida de David. La soledad hacía estragos — sospecho que David se apoyaba en su propio andar, descuidando su muy buena relación con Dios. Los tiempos difíciles que vivió él son muy parecidos a los nuestros. A la verdad, ¿acaso no vacilaríamos si andando por un atajo hallamos que estamos en una calle sin salida, mientras los problemas nos persiguen por detrás, impetuosos y acosándonos? «Aun cuando en vanidades viví… tragedias enfrenté». La modeladora misericordia de Dios es correctiva también. Ejerce presión. Dios nos dio una salida, un escape; es un recurso ante cualquier desafiante frustración… me refiero a llorar. Llorar es un desahogo. Pero quejarnos continuamente (Ver mensaje: La Queja) no trae la ansiada solución o respuesta. Recuerdo una cita en Isaías “¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces; ó tu obra: No tiene manos?” (Isaías 45.9b). Muchas veces hay que esperar. No queda otra manera. La espera muchas veces se vuelve insoportable, agobiante. Nos sentimos como que vamos a explotar… «¡Hay que esperar; hay que esperar!» Esperemos nunca cavilar dentro de nosotros ni tener que decir: Dios me abandonó en medio de tal situación… en cierto conflicto. ¡Eso no! Dios siempre tiende sus brazos de ayuda cuando el fracaso o el desaliento nos acosan. No debemos temer. La compasión de Cristo por todos aquellos que son suyos es sublime. Él conoce el dolor; conoce la angustia; conoce el abandono; conoce la traición; conoce a los falsificadores de religión; conoce el disimulo; conoce a los que dicen y no hacen; conoce el corazón del hombre; conoce lo que es tener sed de justicia; conoce lo que es la ambición humana; conoce y somete a los demonios; conoce de la incredulidad del hombre. Él conoce lo que contamina al hombre. Él lo sabe todo. Él es Todopoderoso… ¡Él es el saber arreglar nuestro corazón!

Oremos:
acercarse
«Bendito Padre, te doy gracias por tu amor, el cual siempre pones en nosotros. Toma, Señor Jesús, nuestras angustias y querellas y arrójalas fuera de nosotros, dándonos tu paz… la paz que anhelamos, que sobrepasa todo entendimiento (“Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesús.”- Filipenses 4:7)… Tiende tus brazos de socorro en nuestra necesidad… ¡Sí!, satisfácenos, Señor, de ti. Me doy cuenta de que gozamos de tu preciosa compasión, sin merecerlo, muchas veces, y de que pones tu amor en nosotros: ¡oferta que aprovechamos, Señor, ahora! Rogamos que ayudes ahora a quienes estén en luchas, pruebas o temor. Tú eres el oportuno socorro en medio de la tempestad del alma en peligro. Hoy deseamos retener el río de agua viva corriendo en nuestro ser. Te lo pedimos y agradecemos, Padre Santo, en el nombre del Señor Jesús. Amén».

Amigo y amiga radio-oyente, si tú te encuentras en las mismas condiciones que estábamos nosotros, te invito a que busques a Dios.

Él está cerca de ti ahora. Quiere colmarte de gozo y te ofrece su ayuda. Acude por fe, como lo hacemos nosotros: sin ver ni poseer ni estar rezándole a alguna clase de representación pintada —en madera, yeso, dibujo, hierro o como sea— de ningún ser humano *beatificado y santificado que reemplace a su Hijo Jesucristo como Mediador. Esta manera le agrada a él (porque no existió, ni existe, ni existirá otra manera) y te recompensará. Dios te bendiga. Pastor, Ricardo Iribarren.

 

 


(Biblia consultada: RVR – Reina Valera 1909 - Versículos en forma textual)


*(beatificar es declarar que un difunto, cuyas virtudes han sido previamente certificadas, puede ser honrado con culto. Este verbo se distingue de canonizar y santificar, que significan hacer santo a una persona ya beatificada)

Modificado por última vez enViernes, 23 Febrero 2024 15:22

Medios

Template Design © Joomla Templates | GavickPro. All rights reserved.