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Marte… ¿otra torre de Babel?

Marte… ¿otra torre de Babel?

       Génesis 11:4 nos brinda así la historia de los hombres tratando de alcanzar a Dios por medio de las obras de sus manos: “Y dijeron (esos hombres): Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra."

       Ese es el mismo espíritu que prevalece hoy entre los hombres: de aquellos quienes unidos tratan de llegar al cielo. Los planes de Rusia y Estados Unidos de emprender una jornada a Marte es en cierta forma: una torre de Babel, cuyo tope se pretende que llegue al cielo. Pero… ¿cuáles son los reales motivos de esos hombres?... ¿Tendrán ellos éxito?...
       Para una respuesta a esas preguntas, es necesario observar los esfuerzos actuales de los soviéticos por traer muestras del suelo del planeta rojo (Marte) para el año 2000. En julio 14 y 19 de 1988, ellos lanzaron dos sondas interplanetarias designadas para fotografiar, tomar muestras y examinar la composición del suelo de Fobos, la luna marciana.


       Jim Burke, un técnico del personal del Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA, dijo en un artículo que fuera publicado el 14 de julio de 1988 en el periódico “Houston Post”, que “Los objetivos científicos son muy, pero muy  amplios. Es muy atrevido, muy ambicioso y muy arriesgado, debido al involucramiento internacional que hay en todo esto”.

       Ese involucramiento internacional incluye a Austria, a la Agencia Internacional Europea, a Finlandia, a Francia, a Irlanda, a Suecia, a Suiza, a Alemania Occidental y a cinco países miembros del Pacto de Varsovia. En la serie de experimentos espaciales programados para alcanzar su clímax a finales de este siglo, el único artefacto que será enviado por Estados Unidos es una placa en memoria del astrónomo norteamericano Asaph Hall, descubridor de las pequeñas lunas de Marte en 1877.

       Con este esfuerzo enorme emprendido por los países del occidente, muchos de los entusiastas del espacio y observadores políticos de Estados Unidos perciben que no pasará mucho tiempo para que Norteamérica esté incluida en esta lista de fuertes contribuidores. Estados Unidos fue uno de los pioneros en los esfuerzos por la exploración de Marte, los que culminaron en 1976 con el aterrizaje doble de las dos sondas Vikingo, las que le trajeron al mundo fotografías espectaculares de la superficie del suelo marciano. No obstante, después de esto se advirtió poco interés por parte del público, quienes no querían pagar más dinero en impuestos para contribución al programa de exploración espacial. Eso, sin embargo, pareciera que va a cambiar radicalmente, ahora que se percibe que los rusos están dominando en las actividades espaciales.

     Tal parece que los esfuerzos políticos ya han comenzado, especialmente por el hecho de que el nuevo presidente elegido de Estados Unidos será un continuador de la política del presidente Reagan. La revista Omni del mes de julio informó que: “Durante el verano pasado las Iniciativas de Liderazgo de la NASA, dirigidas por el astronauta Sally Ride, concluyeron que ‘la exploración, prospecto y establecimiento de colonias en Marte debería ser el objetivo final de la exploración humana… El presidente Reagan le otorgó a la NASA este año un presupuesto de cien millones de dólares para iniciar un programa de investigación y desarrollo, que incluye el estudio de misiones productivas y sin riesgo a Marte y otros planetas’. El secretario general soviético Mikhail Gorbachev apoyó la exploración espacial humana mancomunada de Estados Unidos y la Unión Soviética a Marte, durante las conferencias cumbres celebradas en la Unión Soviética y en Washington”.

       Los estudios de La Iniciativa de Liderazgo enfatizan que “una misión a Marte sería una oportunidad realista para los Estados Unidos y la Unión Soviética de colaborar en un proyecto con otras naciones”. El escritor de ciencia ficción Isaac Asimov, añadió: “Si Estados Unidos y la ex Unión Soviética combinaran sus esfuerzos en la exploración y establecimiento de colonias en el sistema solar, comenzando con un viaje a Marte, bien podría ser que esta gran empresa hiciera que se olvidaran las insignificantes diferencias en nuestro pequeño planeta, y que por fin pudiéramos así formar un mundo unido”.

       Pero… ¿Cuál es el objetivo real de tal exploración?... El verdadero objetivo de todo esto es eliminar a Dios como autor de toda la creación. Este otro apartado en el mismo artículo de la revista Omni es bastante revelador, y dice: “La exploración también ayudará en la búsqueda de formas de vida presentes y pasadas y en el entendimiento de la formación del suelo marciano”. Puede advertirse claramente que lo que los científicos desean, además, es probar sus especulaciones con respecto a los orígenes del hombre. Las “formas de vida presentes y pasadas” mencionadas aquí, es otro intento más para aportar pruebas de que la vida surgió espontáneamente y que puede auto-mejorarse, incluso en un medio diferente al de la tierra y tan hostil como el de Marte.

       En breve los científicos tratarán de probar de una vez por todas que Dios no creó al hombre. Al mismo tiempo, en este esfuerzo se advierte el deseo de unir a los hombres globalmente. El mensaje es claro: La suficiencia del hombre conforme éste sigue avanzando hacia su pretendida divinidad, es la última fuerza motivadora en el universo. El hombre espera encontrar paz, prosperidad y sabiduría en un mundo unido.

       Tal como dice la Escritura en Génesis 11:1: “ERA entonces toda la tierra de una lengua y unas mismas palabras”. Fue la unidad que los hombres experimentaban en ese momento lo que los impulsó a construir una torre que llegase al cielo. En realidad, ellos, de hecho, deseaban probar que podían alcanzar a Dios por sus propios medios y convertirse en criaturas semejantes a Dios. Tal era el espíritu que prevalecía entre los hombres en la llanura de Sinar hace mucho tiempo; mas Dios, desaprobando sus esfuerzos, les confundió el lenguaje y los esparció a través de la faz de la tierra. Las personas se unieron para construir a Babel y su vana filosofía se convirtió en una eterna murmuración que continúa incluso hoy.

       Ciertamente el espíritu de Babel está vivo hoy en la tierra. Los hombres desean unirse en un proyecto por conquistar los cielos. Y la pregunta que surge es: ¿Se puede explorar los cielos? ¡Sí, ciertamente! Pero no con la meta de unir a una humanidad impía que rechaza a Dios.

 

Artículo por Tom Puckett
(Artículo de la época)

(Biblia consultada: Reina Valera 1909  - Versículos en forma textual)

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