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El Evangelio Personal

El Evangelio Personal

Texto: Evangelio de San Mateo 4:18-19.
  Leemos “Andando Jesús  junto al mar de Galilea, vió a dos hermanos, Simón llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres."

  Pescar hombres… extraño oficio ofrecido por ese desconocido a estos dos experimentados hombres de mar, de ocupación pescadores. Ellos sabían mucho del arte de pescar… ¡peces! Conocían sus barcas, sus redes; estaban al cabo del buen tiempo para poder salir a pescar con eficacia, conocían el medio marino… pero, eso de pescar hombres. ¡¿Qué era eso?! Quizás hubiera parecido ridículo si otro se lo hubiese pedido. Pero éste, para ellos aún desconocido, tenía autoridad en su llamado, porque de inmediato dejaron todo y le siguieron.

  Otros dos conocidos de ellos, pescadores también, Santiago (Jacobo) y Juan su hermano, hijos de Zebedeo, también dejaron su barca, su trabajo, y le siguieron (a Jesús) (véase Mateo 4:21-22). Leemos “Y pasando de allí vió otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en el barco con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando luego el barco y á su padre, le siguieron.
  El llamado de Cristo siempre es oportuno en cuanto a aquel a quien escoge en pos de salir a buscar lo que se había perdido. Este Pescador de Hombres conoce muy bien su oficio, tal como aquellos cuatro curtidos hombres de mar conocían perfectamente el oficio de pescadores de aguas; pues sabe Él que no siempre la red saldrá henchida de peces - tal como se relata y leemos en el Evangelio de San Lucas 5:5b "Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado (pescado);…“ También en eso de trabajar toda la noche esperando que la red se cargue de peces, y ver que no es así; volver a arrojarla… una… dos… tres… cuatro veces, y ver que pasan las horas y no se consigue nada, genera gran desconcierto y frustración. Se hallan fatigados, apesadumbrados. No obstante, luego del encuentro con Jesús, sucedió que nuevamente soltaron amarras y partieron mar adentro (por pedido de Jesús) para  echar las redes; mas de regreso al muelle, ¡sus redes se desgarraban y sus barcas zozobraban debido a la cantidad de peces que habían sacado del mar! Jesús hizo efectivo el llamamiento personal.


Finalmente, nada detuvo a estos pescadores del Mar de Galilea. Lo dejaron todo. Jesucristo los había llamado.
  Irresistible es el llamado de Jesucristo cuando Él te escoge y te llama. No puedes rehusarte. ¡Él es Dios!
   El doctor Ruben Torrey enumera estas ventajas del trabajo personal como pescadores de hombres:
Todos los pueden hacer, porque:
 1- Se puede hacer en todas partes
 2- Se puede hacer en cualquier tiempo
 3- Alcanza a todas las "clases" sociales
 4- Da en el blanco, el cual fue escogido
 5- Produce grandes resultados
 6- Engendra obediencia. La pronta obediencia de ellos al Señor Jesús, por la comisión ofrecida.
  Aquellos pescadores pronto se dieron cuenta de que Jesús los conocía bien. Jesús sabía que ellos iban a ser capaces - por Su gracia y poder - de trabajar con denuedo y sabiduría para él.
  Cuando conocemos al Señor Jesús,  no nos queda otra cosa que seguirle; porque su llamamiento es eficaz. ¡Él sabe a quién escoge, y por qué!
Tal como Pedro y Andrés, o Santiago y Juan, cuando oyeron Su voz y le miraron, lo dejaron todo… casa, esposa, hijos, padre, madre, hermanos, amigos, confort, placer; todo. Porque el Señor Jesús satisfizo plenamente cualquier falta -humana- que podía acaecer en ellos.  
  Él nos consuela impartiendo seguridad. (Ver discipulado: estudio La Seguridad De La Salvación)
Hermanos, hermanas; amigos, amigas, no hay nada más bello que seguirlo (a Él). No titubeen ni cavilen dentro de ustedes. Cuando Jesús te llame, ¡síguelo! No te demores, deja todo y ve tras Él. No te impacientes y nada te importune. ¡Fuiste escogido por Él! ¡Ve, así como estás! Porque por sobre todas las cosas, Él te ama sobremanera y quiere lo mejor para ti.
Ahora le toca a Jesús cumplir Su promesa: "Os haré pescadores de hombres". Y de hecho que lo hará.
Lo que da al Evangelio su (sabor), o sea, la intensidad de aceptarlo como tal, es la cruz. Esa cruz que nos dice el Señor mismo que debemos llevar. Leamos Mateo 16:24-25 “Entonces Jesús dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.” ¡Amén, Señor!

(Las citas bíblicas fueron tomadas -en forma textual- de la versión RV 1909.)

Dios te bendiga. Pastor, Ricardo Iribarren…


Continuará…

Modificado por última vez enViernes, 23 Febrero 2024 15:49

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