Serie Venid: Venid a Una Buena Compañía

Sub-tema  "Los Conocidos De Dios", texto: Números 10.29b, 32

“… Ven con nosotros, y te haremos bien: porque Jehová ha hablado bien respecto á Israel… Y será, que si vinieres con nosotros, cuando tuviéremos el bien que Jehová nos ha de hacer, nosotros te haremos bien”.
 
Continuamos con el segundo mensaje de la serie: Venid a Una Buena Compañía.

     Qué bueno es continuar el peregrinaje con bendición, asumiendo aquellas perspectivas de la gran comisión que nos encargó nuestro Señor Jesucristo de acercarnos a las gentes para compartirles el mensaje del Evangelio de la reconciliación, entre el perdido pecador y el Salvador, para lo cual, una cualidad de nuestro comportamiento es: "...Yo era ojos al ciego, Y pies al cojo" (Job 29.15), a saber, la compañía de santos que ayudan a ser ojos al ciego espiritual y pies: para sacarlos del fango de la maldad, para encaminarlos hacia una vida de testimonio. Siendo que todos somos discípulos, compartimos el  gozo, el amor a Dios y la libertad. Los oídos que oigan hablar a ellos, de sus bocas nos dirán, y reconociéndose como los bienaventurados: Cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, Y los ojos que me veían, me daban testimonio: Porque libraba al pobre que gritaba, Y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que se iba á perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría. Vestíame de justicia, y ella me vestía como un manto; Y mi toca era juicio. Yo era ojos al ciego, Y pies al cojo (Job 29.11-15)… Porque en nuestro andar cristiano se nos revela la cercanía del lugar hacia donde debemos llegar. Ya lo preparó Cristo para nosotros; es especial, único, no tiene igualdad o semejanza a otro lugar. Solamente es para tener y disfrutar una comunión con él, y en la grande congregación, en donde confesamos Su Nombre, a saber: la iglesia (1 Corintios 11.18).

     Nuestra condición de viajantes con la buena compañía -como les aconteciera a Cleofas y Silas- de nuestro amado acompañante, Cristo, nos anticipa lo que nos hace bien. ¡A qué dudarlo!... ¡Vamos tras él! Somos llamados por el Espíritu del Señor a esa buena compañía, cual un ejército, llevando nuestro estandarte que flamea al viento con los acordes de la verdad: en el cual cada uno tiene escrito algo que lo identifica. Veamos, en primer lugar se halla escrito, con hilos de plata y de grana roja: «Los Salvados por gracia» (1 Juan 4.15); y por cada condición personal se puede leer lo que esté escrito con letras grabadas con hilos de oro. Los Proverbiales de 2.1-7… «Los redimidos de Jehová » (Salmo 107.2), «Los amados de Dios» (Salmo 108.6), «Los ungidos del Señor» (Salmo 105.15), «Los mártires de Dios» (Apocalipsis 20.4; 14.13).

     ¿Quiénes son estos que andan en las calles del reino? Son  los misericordiosos, los mansos, los piadosos, los que aman y tienen sed de justicia, los que aman el regreso del Señor, los puestos por atalayas de la casa de Dios (Ezequiel 33.7), los pacificadores (Mateo 5.9); y todo aquel que,  según el oficio otorgado por el Señor Jesucristo, llamó y ordenó para los diversos ministerios, según Su voluntad. Pues, Él  fue  quien  constituyó a unos Apóstoles, a otros  Profetas, a otros Evangelistas, a otros Pastores y Maestros (Efesios 4.11), Diáconos y Diaconisas (1 Timoteo 3.4-13), Ancianos y Ancianas, como consejeros.

     Así también el Espíritu Santo de Dios nos concede dones (ver Romanos 12. 6-8): de profecía, de servicio, de enseñar, de exhortar,  de repartir, de presidir, de hacer misericordia [Aclaración: lo que se revela por el don de profecía concierne exclusiva e inequívocamente a todos los lavados de sus pecados por la sangre preciosa de Cristo: a los santos en comunión verdadera porque son los adoradores en espíritu y verdad (Juan 4.23, 24).
 
     No olvidemos jamás que somos los «conocidos de Dios» (ver Gálatas 4.9).  Los que fuimos llamados, y oyendo su voz obedecimos ir hacia él. Dios dijo que somos su pueblo. Él camina con nosotros y entre nosotros. Es nuestro Dios Todopoderoso, por lo cual en su Nombre confiamos (Isaías 48.2). Él nos enseña provechosamente, y su representante, el Espíritu Santo, el cual el mundo no conoce. Por ello obedecemos en ir: Venid… caminaremos a la luz de Jehová (Isaías 2.5). Sí... ¡Gozosos en la esperanza, bienaventurados en el porvenir, ve, a esta gran cantidad de fieles que marchan y van al encuentro de Jesús Salvador! Son miles de millones que se alegran y festejan esta felicidad.  
     Amigo, amiga, únete a nosotros, los salvados por la sangre del Cordero sin tacha, perfecto, inmolado. Ven…  ¡Ven, ten ánimo; el Señor te hará bien!

     Si te sientes triste, si es mucha tu aflicción; tal vez abatido, enfermo, o si te  encuentras solo; o te hallas perdido y andas en búsqueda de la verdad, o quizá hastiado ya  de la vida… Amigo, amiga, ¿estás agobiado o agobiada de estos pesares, y aún más? Permíteme darte  la respuesta: sólo CristoJesús puede satisfacer tu transido corazón y darte ayuda y refugio, sobre todas las situaciones… ¿Crees esto así? ¡Ven, acude ahora y síguenos! Amén.

Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren

(Biblia consultada: Reina Valera 1909  - Versículos en forma textual)

(Revisión literaria y diseño gráfico mensaje: Miguel Ángel Vreska: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Fecha: 21.05.2025

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