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Hoy Honramos a Un Discípulo De Cristo José De Arimatea

 En la Sagrada Biblia: “Bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí” Lucas 7.23.

     Ubicación geográfica: Arimatea, ciudad de Judá.

     En las Escrituras del Nuevo Testamento en perfecta armonía, podemos hallar en los cuatro Evangelios la información de este destacado discípulo de Cristo. Veamos:
      “Cuando llegó la tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús. Este llegó a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y revuelta una grande piedra a la puerta del sepulcro, se fue. Y estaban allí María Magdalena, y la otra María [la madre de Jacobo y de José; vs.56], sentadas delante del sepulcro” (Mateo 27.57-61).

       José de Arimatea, un discípulo de Jesús, muy culto, muy instruido, creyó en el mensaje de Su Evangelio y viendo su condición de pecador, se arrepintió de sus pecados. Posiblemente bautizado por Juan el Bautizador (Marcos 1:4-5) siguió a Jesús incondicionalmente. Podemos obtener un detallado informe que nos  ofrecen sobre su vida los cuatro Evangelios, para considerar a este José de Arimatea un discípulo del Señor Jesús. Recordando también lo que dijo Jesús de aquellos que se habrían de acercar a él: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44). Él no fue escogido para ser un apóstol; sin embargo, debido a su don de bondad y que era un  miembro noble del concilio,  también esperaba el reino de Dios (Marcos 15.43). Las circunstancias de  su conversión están perfectamente demostradas por su devoción por el Salvador, cuando fue a pedirle osadamente al gobernador de Judea, Poncio Pilatos [el “lavamanos” romano (Mateo 27.24): pues él fue quien le dictara la sentencia de muerte

en la cruz, por pedido de los príncipes judíos (Mateo27.22-23)], una vez ya muerto el Señor Jesús sobre la cruz y comprobado su fallecimiento por los soldados romanos, el cuerpo ya sin vida para darle correcta sepultura en su sepulcro nuevo… Y Pilato mandó que se le diese el cuerpo (Mateo 27: 57-58 "Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo." ). Entonces, debido a este detallado informe que nos ofrece este Santo Evangelio, nos permite considerar quién fue este discípulo de Cristo, si bien no fue uno de los 11 escogidos para ser ordenados por el Señor como “Apóstoles”; sin embargo, José de Arimatea mostró su credencial de amor por el Señor Jesús, lo que fue registrada minuciosamente en el Libro de la Vida.

       Destacamos ahora ocho testimonios, los cuales hacen mención de José de Arimatea. Notemos que cada Evangelio tiene su oportunidad de elogiarlo teniendo el Espíritu Santo una gran estima por él. Pasemos a ver cuáles son los signos de vida que lo destacan a José de Arimatea como único en su clase. Veamos:
1) Fue discípulo de Jesús (Mateo 27: 57c). Compartió sus enseñanzas atesorándolas  en su corazón;
2) Fue un hombre rico (Mateo 27.57b) [podemos suponer que siendo rico seguramente cooperaba con ayuda financiera para colaborar en la obra del señor].
3) Fue el mayordomo encargado, a solicitud del mismo Padre celestial, para retirar de la cruz el cuerpo ya sin vida de Su amado Hijo Unigénito. Compró una sábana, en la cual envolvió el cuerpo de Jesús (Marcos 15.46).
4) Lo puso en un sepulcro nuevo que había comprado y labrado en la peña (Marcos 15.46).
5) En el Evangelio de San Lucas nos informa que, además, era varón justo y bueno; un varón piadoso (Lucas  23.50).
6) Él también esperaba (como lo hacemos nosotros hoy) el reino de Dios, al igual que otras personas piadosas: como Simón, un anciano que esperaba la llegada del Mesías prometido, el cual tuvo la oportunidad de alzar en sus brazos al bebé Jesús y profetizar de él (Lucas 2.28-35); también una mujer piadosa anciana, Ana profetisa (Lucas 2.36-38);
7) No obstante, a consecuencia de la violencia que generaron los religiosos judíos (fariseos, saduceos, herodianos, y algunos de los sacerdotes: como Caifás y el sumo sacerdote Anás), quienes condenaban las sanas enseñanzas de Jesús y debido a su desidia y acciones salvajes [expulsiones de la sinagoga: como sucedió con el ciego que recibió la vista a través de la misericordia del Señor Jesús], envenenaron estos con sus agravios las mentes del pueblo judío que anhelaban por una esperanza plena de paz (reflexione en Mateo 23 ). No olvidemos a los gentiles; porque  el Señor nos incluyó también a nosotros, los incircuncisos, que no éramos  reconocidos como parte de su pueblo. Él, Jesús, nos buscó; oímos su voz (Su Evangelio) y le hemos hallado: Fui buscado de los que no preguntaban por mí; fui hallado de los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí (Isaías 65:1). ¡Cristojesús resucitó y vive para siempre!
8) Este hombre, José de Arimatea, también lo vio resucitado cuando Jesús se presentó a más de 500 hermanos a la vez (Hechos 1.3), con muchas pruebas indubitables y mostrándose durante 40 días.

       He manifestado 8 características, indagando con más relevancia para hallar más cualidades que lo destaquen como un hombre lleno de amor y fe.
¿Qué enseñanza nos dejan sobre José de Arimatea los cuatro Evangelios? Destacan esencialmente, para nosotros, los cristianos, acerca de la gran cantidad de oportunidades que seguramente se nos presentan o presentarán para hablar del Señor Jesucristo, y que sepamos aprovecharlas; y que las mismas nos dan la oportunidad para llevarle gloria a Dios. Jesús mismo dijo que él que diera solamente un vaso de agua al necesitado obtiene recompensa. ¡Cuánta información en la cual podemos sacar provecho para nuestro beneficio y ser de utilidad al servicio del Señor! ¿Estás dispuesto a hacerlo? ¡No lo lamentarás!

Oremos:
Bendito Dios, gracias te damos por la enseñanza recibida acerca de la historia de José de Arimatea. Queremos  tener la oportunidad de imitarle. Servirte a ti con alegría. Perdona nuestra falta de aprecio por la historia que nos has compartido, si no la hemos tenido en cuenta. Nos esforzaremos con dedicación a tu servicio, de tu mano: siendo posible que tú hayas escogido a otros  creyentes para que puedan realizar un trabajo similar al de José de Arimatea; por cuyos beneficios serán atribuidas honras y glorias, las cuales otros participarán trayéndonos galardón. Te bendecimos honrando al Hijo. Amén.






Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren

(Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569) - Versículos en forma textual)

Modificado por última vez enMartes, 13 Febrero 2024 15:02

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