La Iglesia Como...

a Santa Biblia es el libro de las grandes sentencias.
Sus notables frases son muchas veces en lenguaje figurado; sin embargo, su metáfora es (hecha) clara y vibrante a cualquier lector u oyente de las mismas.

Fue el día 7 de diciembre del año de nuestro Señor de 1992, un día muy especial para satisfacer las crecientes demandas de unos discípulos del Señor Jesucristo. Algunos de ellos, como yo, educados en un ambiente religioso, en donde sentimos la necesidad de tener ese sentimiento que hubo en ese hijo de Isaac… ¡para que todos nosotros pudiéramos, como él, sentirnos en la singular presencia de Dios!

Este lugar en donde hoy nos reunimos es temporal, transitorio; no obstante esto, la comunión que nos enlaza a los hermanos, unos a otros, da cuenta de que la presencia de Cristo se hace eco de su realidad. Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí (dijo el Señor Jesús) estoy en medio de ellos. ¡Y esta no es efímera!

Es verdad que Dios se ocupa deleitosamente de nosotros, que vela nuestro andar cristiano e interviene gustosamente en nuestras vidas. Entonces, no tenemos un futuro incierto por delante que nos cause temor. Sí, es verdad también que muchos males nos han acosado desde que tomamos la certera decisión de abrir esta casa de Dios a tal efecto de poder reunirnos ante su santa presencia (de Dios) pecadores perdonados: aquellos que hemos sido renacidos de nuevo, renovándonos en nuestro espíritu, para recibir más de Su plenitud, la cual nos alcanza aquellas bendiciones prometidas a sus adoradores. Somos sus protegidos, tal como también lo fue Jacob (Génesis 42.36)… «Casa de Dios» y «Puerta del Cielo», ¡qué calificativo para este humilde lugar nuestro, acá en la tierra!

Somos hallados dichosos. Lo triste es que muchos, pudiendo acogerse a esta comunión, se hallan dispersos y sin este hogar pleno de fraternidad… pues, voluntariamente lo han decidido así. Son mensajeros que llevan cartas cuyos contenidos son las excusas.

Este lugar, a ojos de buen cubero, ha sido identificado con este título: Iglesia Cristiana Bíblica Misionera. Con humildad, nosotros, los referidos que apreciamos este modesto lugar, estamos por encima de otros bellos y encumbrados palacios y esplendorosas mansiones de este mundo.

Iglesia Cristiana Bíblica Misionera se ha dado en llamar a nuestro templo hecho de piedra (para distinguirlo del tabernáculo espiritual)… Templo en donde repetidamente hemos dado cuenta con gozo de hombres y mujeres que han venido a esta “mina de oro”, en donde han llenado sus alforjas del alma con aquellas bendiciones transformadas en conocimiento de Dios y saber de su Palabra… el ejercicio de la piedad... el anhelo de la hermandad…  Estas tales cosas nos colocan ante Dios, porque es él quien satisfizo la plenitud para hallar otras cosas: como la paz y el deseado amor de Él.

Recordemos que Bethel no era un lugar privilegiado en cuanto a su hermosura externa -según nuestro “corresponsal” y hermano de la iglesia, Marcos C., quien visitara tal lugar-… No tiene nada de particular aquella colina que se halla a 18 km al norte de Jerusalén. Probablemente Jacob haya pasado por parajes más hermosos… Pero aquella colina fue un lugar de descanso y encuentro, de meditación y oración para un alma afligida y fatigada con deseo de consuelo y fortaleza. El lugar en donde un alma humana buscó a Dios y lo halló, haciendo promesa y pacto de servirlo, ¿no es, cabalmente hablando, un templo cristiano, por más sencillo que este sea?

Este, el nuestro, donde hoy recordamos su realización material (cemento, cal, arena, ventanas, puertas, piso, etc.)…  Este, hoy nos alberga bajo el amparo de nuestro Dios: siendo Él nuestro Bethel… Este, tal como un “almacén” donde podemos proveernos de diferentes productos, especialmente comestibles, de limpieza y afines, nuestro
templo físico, nos provee de paciencia y afecto piadoso (Como dijera Williams Ohr). Este, en el que el péndulo de los logros cristianos pudiesen llevarse a cabo… en donde las almas descubren en cada oportunidad que lo hacen: las bellezas más sublimes de la gracia del amor de Dios en la persona y vida de nuestro amado Señor y Salvador CristoJesús. Pues él no está lejos de nosotros: ¡él no se ha desinteresado de los hombre y mujeres, sino que siente por ellos y ellas el más vivo y supremo amor (como lo demuestra el elogio de apoyo en nuestro templo: “Dios Es Amor” (1Juan 4.8). Así como se ocupó (Dios) de aquel cargado y trabajado Jacob, también lo quiere hacer con nosotros, y con todo aquel hombre y toda mujer: si lo buscaren de todo su corazón. Si le damos la oportunidad, él Señor se manifestará, ¡pues así él lo anhela también! (Dice Apocalipsis 3.20… He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo). Seamos sus admiradores, magnifiquemos, ensalzando a una su Nombre. Seamos puros; abandonemos la frialdad en nuestra relación con él. Adoremos en espíritu y verdad, porque tales adoradores él busca que le adoren.

Esta feliz experiencia puede hacerse en todas partes, esta ICBM o IBM, es el lugar en donde las almas que están a nuestro alrededor puedan hallar la salvación y la vida eterna, siendo que somos responsables de alcanzarles el pan de vida, la salvación por medio del Señor Jesucristo… el único medio ofrecido por Dios: la Sangre de Su amado Hijo (Dice Colosenses 1:20… Y por él (Jesús) reconciliar todas las cosas á sí, pacificando por la sangre de su cruz, así lo que está en la tierra como lo que está en los cielos.). No existe otra condición, otra alternativa, pues no la habría; y si en caso la hubiere, según el pensamiento y convencimiento del hombre, sería infinitivamente incapaz, insuficiente.

¡Es un gran privilegio que se nos ha concedido! Esforcémonos para que en todo lugar de nuestra querida patria se puedan establecer iglesias cristianas como Casa de Dios y Puertas del cielo. “Ojalá que todo el pueblo de Jehová fuesen profetas, que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos” (Números 11.29).

¡Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo aseguró que podemos contar con su presencia hasta el fin!
Entonces, hoy reafirmamos que esta casa de Dios y puerta del cielo, siempre será un potente altavoz que anunciará, como ayer, la verdad y el amor de Dios… para que se congreguen todos aquellos con corazón encendido en el amor de Dios y en la búsqueda de almas para él. ¡Que no haya interrupciones en ninguna de estas lámparas encendidas, recibiendo el combustible necesario a través de la fuente del poder de Dios; ni tampoco la interrupción en la comunión fraternal y de las labores que nos alegra hacer! Pues, así, ciertamente… ¡Qué bello es este lugar!
Amén. Pastor, Ricardo Iribarrhen.

Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarrhen

(Biblia consultada: Reina Valera 1909  - Versículos en forma textual)

(Revisión literaria y diseño gráfico mensaje: Miguel Ángel Vreska: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Fecha: 28.06.2025

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