Gratitud Al Señor
- Escrito por Pastor Ricardo J. Iribarren
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Título:
Gratitud al Señor
Subtítulo: Aniversario de la IBM — Para la Fiesta de la Cosecha. Basado sobre el Salmo 103
Es una hermosa costumbre la de recordar en esta época del año este culto de Acción de Gracia a nuestro Dios.
El Salmo 103 entre deja ver 5 consideraciones, las cuales encontramos desde el versículo 2 al versículo 5. Nos desafiarán en el sentido de que podamos incorporar todo ello en nuestra vida de fe - incluyendo estos agradables momentos en donde la gratitud y el agradecimiento conviven en armonía en nuestro ser -, ofreciendo a nuestra alma sabiduría sobre el amor de Dios, el cual ha impactado en nuestras vidas.
Leemos:
“Bendice, alma mía, á Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.” (Salmo 103:2-5)
Generalmente hablamos de las cosas que nos resultan invisibles de Dios, pero creemos que son para el alma que aún no ha desarrollado su fe, y que necesita elevarse a esa región superior, que es el cielo, con auténtica confianza; apoyando sus pies sobre lo tangible (Consideremos Romanos 1.20: “Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables…”)
Afortunadamente ello es bien posible.
Lo que nos dice la Biblia respecto de los atributos de Dios no se trata de meras especulaciones carentes de comprensión. Hemos constatado fehacientemente una y otra vez que podemos verlo no solo a través de la fe, sino comprobarlo a través de sus obras.
Veamos cómo es esto:
1º - Notemos algunas cosas pertinentes a ello. Cada uno de nosotros hemos podido comprobar y contemplar bien sus obras durante este año (y sin duda lo haremos en los próximos). Dios dispuso extensiones para el trabajo hablando a la inteligencia del hombre; mostrando sus obras, que afirmó en el corazón; dotándolo de aquellos altísimos elementos, como lo son Su amor y Su consuelo: nutrientes permanentes para satisfacer toda necesidad espiritual.
Analicemos un Supuesto:
A) Podría haber dejado las voluntades de las personas como tierra seca, árida, sin vida; cual un arenal, o como lodazal de confusión, es decir, vacíos, sin sentido de vivir, sin esperanza; y como en muchos casos leemos en el Manual del Espíritu (La Biblia): frustrados en la más abyecta ignorancia, absorbidos en el ateísmo más profundo. Veamos lo que dice Jeremías 23.32: “He aquí yo contra los que profetizan sueños mentirosos, dice Jehová y contáronlos, é hicieron errar á mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié, ni les mandé; y ningún provecho hicieron á este pueblo, dice Jehová”.
En Isaías 9.12 tenemos otro ejemplo. Leemos: “De oriente los Siros, y los Filisteos de poniente; y con toda la boca se tragarán á Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida”. No obstante, no fue ni uno ni lo otro. ¿No es esto motivo de gratitud al Señor, de que Él sea así como es?
B) Dios preparó de antemano a todos los creyentes verdaderos: que, creyendo en Cristo, tengan vida eterna. Leemos en 1 Juan 5.11: “Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo”.
Entonces el creyente comienza a crecer. Oirá lo que Jesús dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre (es decir, en su forma personal de vivir, que se refleja en sus acciones, en sus actividades de vida cristiana regenerada). Estos ríos de agua viva son como corrientes de agua vital, a semejanza de los canales de riego. ¡El agua lleva vida! Y esta vida nueva, regenerada, afecta no solo las circunstancias en que el hombre (o mujer) vive, sino que le afecta positivamente en su vida de relación con Dios, como así también con su prójimo; porque ese cambio es profundamente activo.
¿Podemos negar el pensamiento sabio de nuestro Padre Celestial en todo este asunto?
C) Una temperatura (o sea una actividad) requerida para el crecimiento de una planta debe tener elementos favorables; debe ser adecuada, a fin de que esa planta pueda desarrollarse, para dar lugar a que la misma tenga abundancia de fruto. ¡Eso es otro motivo, mis hermanos/as y amigos/as, de agradecimiento a Dios!
2º) Es evidente el propósito del Espíritu Santo respecto de que los frutos sirviesen únicamente a los creyentes salvos.
Ello se demuestra en lo siguiente:
A) En la forma que tienen y en el aprovechamiento continuo de los frutos. Tomando el ejemplo del sabio labrador, una semilla de coco tarda aproximadamente cien años en desarrollarse como palmera y dar la sabrosa semilla; por el contrario, otros árboles frutales se desarrollan más rápidamente: tal vez en 4 o 5 años puedan degustarse la fruta de un manzano o de un limonero, o de un naranjo, o de una higuera, o de una granada. Cada árbol, cada planta, cada semilla, cada fruto tiene su tiempo. Así también sucede con la semilla de Su palabra plantada por Él (Dios) en nuestros corazones. Dará conveniente fruto espiritual de provecho… cuando sea su tiempo de cosecha. "Mas el que fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que lleva fruto: y lleva uno á ciento, y otro á sesenta, y otro á treinta" (Mateo 13.23). ¿No es esto otro motivo de agradecimiento?
B) La extraordinaria fecundidad de la semilla de la Palabra de Dios en producir fruto… cuál a ciento, cuál á sesenta, y cuál á treinta (Mateo 13:8 — Veamos también Hechos 14.17, como lo dijo Pablo. A veces hay que considerar sobre qué clase de terreno pretende él (el Sembrador) cultivar y lograr sus frutos (de Dios) para el reino de los cielos Medite en Mateo 13.24) — (Ver mensaje sobre El afán y La ansiedad); (Ver mensaje: La melancolía y el antídoto de Dios); (Ver mensaje: El Cristiano en el Mundo). ¿Por qué un grano de trigo que se planta en buena tierra da fruto a ciento...? ¿Y por qué cada obra personal da abundantes frutos según su especie? — a saber, los sembradores de paz cosechan gozo, confianza, discernimiento, honestidad, respeto, serenidad. ¡Estos frutos recogidos son excelentes! (Ver 2 Crónicas 15.7 "Esforzaos empero vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; que salario hay para vuestra obra.")
A más de ello hay sembradores que cosechan frutos mejores para condiciones más saludables para el alma humana, destacándose en ser mas integrales, saludables; y son aquellos que brindan soluciones correctas que ayudan a arreglar conflictos (Ver Hechos 15.24-27); que dan oportuno socorro en la adversidad (Ver Hechos 27:22-25); que son hábiles consejeros (Ver 2 Crónicas 19.7). Viendo estos ejemplos, ¿no es esto otro motivo de agradecimiento?…"Anunciado he justicia en grande congregación: He aquí no detuve mis labios, Jehová, tú lo sabes" (Salmo 40.9).
C) La maravillosa manera como Él dispone los frutos y los conserva para ofrecerlos al "adorador" en el momento oportuno: para satisfacer la demanda de las necesidades requeridas por los adoradores; y que así dispuestos están por Su especial generosidad (ejemplo de ello leemos en 1 Corintios 2.2-5), ¿no es esto también motivo de agradecimiento?
D) la memoria en estos tiempos de aflicción dará mayor fervor a los privilegios del culto, cuando estos sean recobrados; por tanto, reprendemos nuestra alma desalentada y nos reconfortamos en la seguridad de nuestra esperanza. Así leemos en el Salmo 50.5: "Juntadme mis santos; Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio". ¿No es esto también motivo de agradecimiento: por todos los beneficios con que nuestro Dios nos ha favorecido durante este año?
¡Y cuánto más, seguramente! Quienes hoy estamos aquí presentes — y asimismo quienes estén oyendo este mensaje por la radio, y aun quienes estén leyéndolo — somos beneficiarios de todas las gracias y favores inmerecido: somos aquellos a quienes Dios otorgó don y fruto. ¡Vengamos, pues, a él! Levantemos ahora nuestros rostros y alcemos nuestras manos, y con nuestros labios agradezcamos a Su gran nombre: el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Nuestro Padre que estás en el cielo, venimos hoy a traerte nuestro agradecimiento por este año 2019 que está finalizando. Durante esta Fiesta de la Cosecha todos hemos recibido de parte de ti: Tu amor; Tu ayuda, cuando nuestras fuerzas se debilitaron; el socorro oportuno; el bálsamo de tu consuelo, que derramaste sobre nuestra alma. Sabemos que estás a nuestro lado en cada una de nuestras pruebas, en cada uno de nuestros conflictos: que son tus pruebas y son tus conflictos. En cada prueba y en cada conflicto, tu Palabra nos asesoró para encontrar soluciones. Muchos beneficios más nos has dado. Podemos decirte ciertamente: ¡GRACIAS, SEÑOR! ¡GRACIAS, Y GRACIAS! Oramos en el Precioso nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén y Amén.
(Todas las citas bíblicas fueron extraídas -en forma textual- de la versión RV 1909)
Dios te bendiga. Pastor, Ricardo Iribarren.