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El Grito De La Oveja Perdida

Texto: Lucas 3.7 "Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?"- comparar con Mateo 12.13-14 "Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle."


     Bosquejo: ¡Qué hombre, Jesús! ¿Qué vino a hacer? Proverbios 24.11. Veamos, 99 ovejas justas son dejadas -resguardadas- por el Señor, porque el Señor salió a buscar una  oveja (perdida) que grita buscando ayuda. ¿En qué parte o lugar se encuentra esta oveja? Se halla perdida en el mundo (buscada en los montes - Mateo 18.12b); y él salió a buscarla; dejó el cielo. ¿Su propósito?: encontrarla y salvarla. Oyendo su desesperado grito… “MI ALIENTO está corrompido, acórtanse mis días, Y me está aparejado el sepulcro” (Job 17. 1).

     Su estado y condición es lamentable,  está desorientada, sumida en ligaduras de impiedad, oprimida hasta el fastidio, quebrantada, hambrienta y errante (reflexione Isaías 58.6-7 "¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?").

     Se produce un encuentro feliz. El resultado es que ambos se llenan de gozo. Él (Señor) la coloca sobre sus hombros: ejemplo de su cruz (vemos Job 31.36ª… “Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ataría en lugar de corona”); y el Salmo 129.3 expone “Sobre mis espaldas araron los aradores: Hicieron largos surcos”. La llevará a su casa: la Iglesia. La dejará entre sus amigos: los creyentes (Salmo 132.16). Será vestida de salvación. Hallará la paz y descansarán... todos los que andan delante de Dios.

     En 1 Juan 3.16 nos dice: “En esto hemos conocido el amor, porque él puso su vida por nosotros”…  ¡Oh! Señor… “Si dejares de librar los que son tomados para la muerte, Y los que son llevados al degolladero” (Proverbios 24.11). Además,  él… “conoce á los que en él confían” (Nahúm 1.7b). Entonces, presto, asegura la seguridad de que el Señor Jesús ha oído el grito e irá en su búsqueda; y “... salvaré la coja, y recogeré la descarriada” (Sofonías 3.19b). Así demuestra su amor por nosotros, humanos pecadores: porque él dijo: “El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para sanar á los quebrantados [afligidos, abatidos] de corazón…” (Lucas 4:18). ¡Qué podamos entender y atesorar esto, cual como David lo expresara también muy bien en su Salmo… “Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores: Quebróse el lazo, y escapamos nosotros” (Salmo 124: 7). ¡Amén!  Y esto nos sucede cuando nos arrepentimos y confesamos buscando la misericordia de Dios.

     Aplicación:
     El perdido pecador rescatado (cual una oveja perdida que halla finalmente el rebaño y al pastor que la cuida, quien la buscó -y encontró- con singular dedicación), ya no gritará, no gemirá; el dolor de su alma es quitada; la turbación ha sido desarraigada; el temor y el miedo a morir se desvanecieron: desaparecieron los terrores de la muerte. Todos esos instantes son quitados.

     Este pecador rescatado (que puedo ser yo, o puedes ser tú), de andar mendigando en la religión que profesaba, se percató de sus experiencias que vivió, regido por un dejo de incertidumbre, en pos de hallar esperanzas y no las divisó; buscando y buscando hasta el hastío y... ¡no las divisó en sus credos! En esa búsqueda quedó abrumado de interrogantes sin respuestas. Tal es lo doloroso del desengaño que en sus sentimientos su alma duele, gime; un desengaño y dolor por ello que hace desmayar debido al fracaso de no encontrar satisfacción, y le hace exclamar, ¡por fin!, un grito de auxilio; el cual grito es oído en el cielo, y como un salvavidas para el náufrago, le es provisto el socorro en medio de su angustia. ¡Amén!

     Sí, hermanos y hermanas; amigos y amigas, hay ALGUIEN que se ha conmovido de la necesidad del alma humana; y ese ALGUIEN viene a atender su pedido de socorro… “Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová” (Ezequiel 34.31).

    La intensa compasión de Dios se manifiesta a través de nuestro abatimiento… “Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Porque para siempre es su misericordia” (Salmo 136.23).

     Él vino a buscar a los que estaban alejados, perdidos - y a los que todavía hoy siguen en ese estado de perdidos en el mundo. En Hebreos 10.7, complacidamente leemos sobre él: “Entonces dije: Heme aquí (En la cabecera del libro está escrito de mí) Para que haga, oh Dios, tu voluntad”. Jesús es su nombre. Tuvo compasión. Nos vino a salvar (a aliviarnos de la condición espiritual nefasta provocada por el extravío de un vivir extraño).

     Podemos ser buenas personas, y eso comprende muchas cosas llamadas “obras”. Nos comprometemos con nuestro prójimo en sus necesidades. Solemos ser compasivos,  ayudadores. La premisa será ofrecer ayuda al necesitado, socorro sin esperar reconocimiento alguno, tener méritos hacia otros por el arrojo y el valor; solemos asimismo ser excelentes esposos, padres, tíos, abuelos, hermanos, amigos. Somos generosos y enfrentamos peligros para dar ayuda a quien o a quienes lo necesite; somos desprendidos; actuamos ante las injusticias ofreciéndonos en socorro. Todo esto hemos hecho con respeto, con amor y de manera altruista para todos aquellos que buscan ayuda. No obstante esto, ¡Dios dice que no alcanza! Ni los méritos ni los excedentes de altruismo sirven aun para satisfacer a Dios. ¡Jesús vino a buscar lo que estaba sin redención!

     En Proverbios 24.11 hay un encargo muy especial… “Si dejares de librar los que son tomados para la muerte (almas buenas, que no obstante ante los ojos de Dios están perdidas), Y los que son llevados al degolladero” (ver mensaje Dura Servidumbre). También almas malas.

     Los reveladores textos en las Evangelios (RV1909) de Lucas  15.3 al 7 y Mateo  18.13,14 nos muestran bien específicamente lo que Jesús dijo, es decir, en sus parábolas, el Señor nos revela cómo dejó a los 99 justos y salió a buscar la oveja pérdida que da balidos fuertes pidiendo ayuda o socorro. ¡Ese clamor se ajusta a su misericordia! Esa oveja se halla pérdida en el mundo, el cual es comparado a un desierto. Ese lugar no tiene agua para el alma sedienta (pero ahí sí hay oasis donde ofrecen bebidas embriagantes, drogas, tabaco, inmoralidades de todo tipo, casinos, suicidios, crímenes…). Claro que tampoco tiene allí el pan espiritual para satisfacer el hambre de la Palabra de Dios; la cual llena y da fuerzas para continuar la vida y hallar la paz tan anhelada. Tampoco encuentra el refugio para prevenirse de las incompasivas tormentas. Porque con Dios, y en él, ciertamente vendrá a ser un refugio en condiciones de ataque, a saber, se vuelve cual un castillo imbatible contra las seducciones y tentaciones en donde muchos sucumben por las fieras (los demonios y Satanás  - Marcos 1.13b).

     ¡Tanto caminar sin rumbo, tropezando, cayéndose lastimándose, sufriendo!…

     En ese andar de acá para allá, vacía su alma sin recursos y poca esperanza: ¡pues la religión que profesa lo desilusionó y lastimó en gran manera, y no ha podido ofrecerle esa ayuda que le dé respuestas a sus inquietudes!... Es entonces que halla un indicador de camino que le lleva a encontrar una salida oportuna (Lucas 10.33) que le guiará a satisfacer su alma. Y esto es “... El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio” (Marcos 1.15). Y decirte de Juan 3.16… “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito [Jesús, el  buscador], para que todo aquel [yo, tú: ovejas perdidas] que en él cree, no se pierda [has hallado la salida], mas tenga vida eterna”. Pues este Jesús vino a este mundo y salió a buscar la oveja por todo lugar: en una cantina o lugar de juegos, con la pérdida de sus valores; andando con las mujercillas cargadas de pecados, o enredado en vicios, pasiones y lujuria; tal vez endeudado por la quimera de hacerse rico con el juego – casino, lotería, apuestas, naipes, carreras, etc.; y tantos otros males. Pero cuando Jesús le encuentra -nos encuentra- se regocija con gran alegría (Mateo 18.12-13… “¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la que se había descarriado? Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las noventa y nueve que no se descarriaron”). Este es el motivo, altísimo, por el cual él bajo del cielo… Su propósito es encontrarte y salvarte - salvarnos.  ¡Cuando ambos se encuentran gozan de gran alegría!  ¡Cuando la encuentra (Jesús) la pone sobre sus hombros gozoso! Así testifica Job… “Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ataría en lugar de corona” (Job 31.36). ¡Qué hermosa semblanza de la cruz y su corona de espinas! Mira lo que dice el Salmo 129.3… “Sobre mis espaldas araron los aradores: Hicieron largos surcos”. Afligido, él cargó sobre sí mismo todos nuestros delitos y pecados; y por sus llagas, ocasionadas por esa cruz en su calvario, fuimos curados. ¡Fue salud para el alma, paz para el espíritu abatido, sanidad para vivir una vida plena y alegre…! Es que nosotros anduvimos, y otros también, errantes como ovejas extraviadas (Salmo 119.176ª). El grito desesperado fue «BÚSCAME» (119.176b). En el momento oportuno nos encontró y nos llevó a su casa (para estar con él [Jesús], con los que creyeron en él y en Su Palabra, y con la Iglesia); y reunió a sus amigos y vecinos (judíos y gentiles). ¡Amén!


Dios bendiga tu vida muy ricamente, pastor Ricardo Iribarren


Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren

(Biblia consultada: Reina Valera (1909)  - Versículos en forma textual)

Modificado por última vez enMartes, 21 Marzo 2023 20:23

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