De Consuelo y Seguridad
- Escrito por Pastor Ricardo J. Iribarren
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Mensaje basado en Isaías 26.3
“Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado”.
Estamos en el curso de la mitad del año 2022. Este mes (julio) debería ser muy inspirador para los cristianos en cuanto a profecía bíblica se refiere, puesto que han transcurrido ya 27 meses de gran incertidumbre desde que tronaran las noticias allá por los comienzos del año 2020 (en el mes de marzo)… el cual comienzo proyectaba sobre un mundo despreocupado en parte un mensaje desconocido y aterrador. Las noticias que hemos recibido han sido abrumadoras. Traían signos de gran aflicción. El sufrimiento de dolores en el alma y la consternación en su espíritu para muchos fueron y siguen siendo casi difíciles de soportar. Aún más que nutrido grupo los tomó desprevenidos… ¿Por qué? Por no hallarse velando y orando, como mandó el Señor Jesús, cuando dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma.” (Mateo 26.41). En su tiempo, los apóstoles y el Señor mismo vivieron horas muy difíciles. En cuanto a estos apóstoles, parece ser que ellos no prestaron la debida atención a la reprensión del Señor respecto de su falta de vigilancia. Esta amonestación aún hoy sigue vigente ¡siendo oída cuando la leemos en las Escrituras! Sí nos dormimos (no velamos), la carne aprovecha y cede a la tentación de diversas maneras.
La principal, es desoír el llamado del Espíritu a estar congregados para la adoración cada vez que tenemos la oportunidad de ello. A la vasta cantidad de cristianos que creen ellos mismos estar firmes en la fe, yo les digo que ellos están firmes en la carne (Mateo 26.40… “Y vino a sus discípulos, y los halló durmiendo”). También el Apóstol Pablo los (y nos) amonesta con esto: “Mas temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, sean corrompidos así vuestros sentidos en alguna manera, y caigan de la simplicidad que es en el Cristo” (2 Corintios 11.3).
Haciendo la voluntad de la carne, aprovechándose ciertamente del título de llamarse a sí mismos cristianos, no estaban valorando en nada lo que Pablo enseñó en Efesios 5.13-14… “Mas todas estas cosas cuando de la luz son impugnadas, son manifestadas; porque la luz es la que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará el Cristo”. Sucedió que no estaban velando, no estaban orando, no estaban vigilando, no estaban atentos. ¿Y qué de ti? (esto es exactamente lo mismo para mí) ¿Estás distraído también con las cosas de este mundo, que gradualmente te irán seduciendo más y más, y así tu primer amor simplemente terminará apagándose? Tus buenas obras se han desvanecido con el paso del tiempo. Tus frutos espirituales se han marchitado, dando lugar a la inconsistencia de tu andar cristiano. ¿Sabes?... ¡estás contristando al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuiste sellado para el día de la redención! (Efesios 4.30). No te engañes a ti mismo y mira cómo estás edificando tu casa espiritual. Oíste lo que se te ordena: “... y levántate de los muertos...” (Efesios 5: 14). ¿Será esta tu condición? Es que te han diagnosticado que estás muerto, que no tienes vida espiritual; se ha secado tu fuente de río de vida; tu pozo está sin agua, seco. Tu campo está yermo, no hay cosecha para comer tu pan... Tropezaste y caíste en una zanja llena de fango del pecado. Tu paz se ha perdido. Vives en conflictos; con desatinos se mancharon todas tus vestiduras. Dime, ¿qué esperas para acudir a tu limpieza por medio del arrepentimiento y hallar paz? Si lo haces, “... te alumbrará Cristo” (Efesios 5: 14). Ello te traerá la frescura de la Palabra de Dios a tu corazón; inundará tu alma de quietud y regocijo de alegría a tu espíritu; tu carne te agradecerá por ello.
Aunque muchas veces reniegue de ello. ¡Prueba, verás que es así!
“Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado” (Isaías 26.3).
Si Ud. es una persona deseosa de cambiar, considere que puede tener perfecta paz. ¿Cómo? ... Consideremos estas pautas.
(A) Una ausencia de todo conflicto (batalla, luchas) “OIGATE Jehová en el día de conflicto; Defiéndate el nombre del Dios de Jacob.” (Salmo 20.1). Si es así, observe:
1) Mire arriba… No hay ira de Dios que arda sobre Usted.
2) Mire abajo... No hay infierno que amenace.
3) Mire atrás... No hay sentimiento de culpa. Usted ha sido justificado por la sangre de Cristo.
4) Mire alrededor… Todas las cosas obran para bien suyo.
5) Mire hacia adelante… La gloria brilla en el camino.
6) Mire hacia afuera… Usted está en paz con el mundo, aunque en él hay aflicción.
7) Mire dentro de sí… Paz que sobrepasa todo entendimiento.
(B) Una igualdad que reina en todas las cosas.
La igualdad es la parte fundamental del principio de libertad, conseguida por el sacrificio de Cristo; donde ya no hay acepción de personas: son todos iguales; consiguiendo que el juicio de Dios sobre el pecado – de los pecadores que se han arrepentido de sus pecados – se convirtiera en justicia (Romanos 8.1 dice: “Así que ahora, ninguna condenación hay para los que están en el Ungido, Jesús, que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”).
Muy distinto es para los no arrepentidos; pues se hallan bajo juicio sin justicia, sin perdón o concesión alguna de parte de Dios (Romanos 2.5 “Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios…”).
(C) ¿Qué es? Muy sencillo: se trata de la eliminación de todo temor interno.
Es que la salvación, el perdón de los pecados, así como la concesión de la vida eterna, quitan de la conciencia humana todo miedo: ante el hecho de saber y pensar que podría de ser arrojado en el infierno. Hermano, hermana; amigo, amiga, cuando interviene la obra de regeneración por el Espíritu de Dios, lo que se siente es paz (una paz que sobrepasa todo entendimiento - Filipenses 4:7: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús”)… “De manera que si alguno es en Cristo, son nueva creación; las cosas viejas pasaron; he aquí todo es hecho nuevo” (2 Corintios 5.17).
(D) La presencia de grandes bendiciones: como la amistad entre los santos (Juan 12.2 “Y le hicieron allí una cena y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa juntamente con él” (Jesús). También fue hecha la paz entre Dios (el cielo) y nosotros (la tierra); por lo cual, ¡ninguna sombra de duda o acusación obrada por el diablo puede quitarnos esa paz conseguida por Jesucristo en la Cruz! Lo que nos permite comprender el próximo argumento:
(E) Auténtico descanso en el alma (Jeremías 6.16a que indica: “…Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma…”; Mateo 11.29 que solicita: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.”)
1) Aceptación de la voluntad divina.
2) Confianza absoluta en Dios “El cielo y la tierra pasarán; mas mis palabras no pasarán” (Lucas 21.33).
3) Bendito contentamiento.
(F) Liberado de todo desaliento “Y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos: no se ablande vuestro corazón, no temáis, no os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;” (Deuteronomio 20.3).
(G) Guardado de toda precipitación. Podemos esperar el tiempo “Tiempo es de hacer, oh Jehová…” (Salmo 119.126a) de la liberación de Dios.
El entusiasmo es una motivación que genera el compromiso de la realización y desarrolla la devoción hacia Dios, a fin de alcanzar aquella bendición por la que se obtiene la paz.
Esta paz viene de Dios.
A. Dios trabaja en la mente sometida a prueba.
1) El Creador sabe cómo controlarla.
2) A veces lo hace así necesariamente.
B. Opera mediante:
1) Recordándonos lo que Cristo ha hecho.
2) Dirigiéndonos a la Palabra de Dios.
C. Dispone Su Providencia para nosotros. “Pon asimismo tu delicia en Jehová, Y él te dará las peticiones de tu corazón.” (Salmo 37.4)
1) La providencia se iguala en circunstancias, y nos da más fuerza para descansar; por lo que consideramos:
2) Solo se puede obtener la paz de una manera.
D. Cuando todo su ser persevera en Dios.
a) Atendiendo cuidadosamente a los pensamientos y tener cuidado con las distracciones, y de su imaginación (David y Betsabé, 2 Samuel 11 *).
b) Sus deseos.
E. Lo que significa perseverar.
Pablo dijo "He acabado la carrera..." (2 Timoteo. 4.7b).
1) Permanecer constantes. Así se nos instruye en (Hechos 13.43), y dice: “Y despedida la congregación, muchos de los Judíos y de los religiosos prosélitos siguieron á Pablo y á Bernabé; los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en la gracia de Dios.”
2) Aceptar su apoyo. Como el rey Asa “Y clamó Asa á Jehová su Dios, y dijo: Jehová, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra ti el hombre.” (2 Crónicas 14.11).
Conclusión
En la consideración de todo lo que hemos descrito, comprendamos que las Escrituras, como Testigo Veraz, contienen todo aquello que nos lleva a un pleno conocimiento; el cual conocimiento no se debe desatender bajo ninguna circunstancia por difícil que sea o parezca. Además, aconseja acerca del deber de estar preparados –y, ciertamente, cuál es la responsabilidad personal de estar preparados–, puesto que el tiempo final está a punto de cumplirse. Por lo cual, todavía vendrán cosas tan singulares, que las mismas nos sorprenderán… Cosas que “Lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón de hombre” (1 Corintios 2: 9). Y las fantasías artificiosas del pasado, parecen cumplirse inexorablemente delante de nuestros ojos, sin poder escapar o eludirlas. ¡Ya están aquí!… ¡Es que los vientos de apostasía de la sociedad actual arrojarán a los incrédulos en los brazos de los destruidores, a quienes adorarán!
Dios te bendiga. Pastor, Ricardo Iribarren.
Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren
Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569 - 1909) - Versículos en forma textual
* 2 Samuel 11
1 Y ACONTECIÓ a la vuelta de un año, en el tiempo que salen los reyes á la guerra, que David envió á Joab, y á sus siervos con él, y á todo Israel; y destruyeron á los Ammonitas, y pusieron cerco á Rabba: mas David se quedó en Jerusalem.
2 Y acaeció que levantándose David de su cama á la hora de la tarde, paseábase por el terrado de la casa real, cuando vió desde el terrado una mujer que se estaba lavando, la cual era muy hermosa.
3 Y envió David á preguntar por aquella mujer, y dijéronle: Aquella es Bath-sheba hija de Eliam, mujer de Uría Hetheo.
4 Y envió David mensajeros, y tomóla: y así que hubo entrado á él, él durmió con ella. Purificóse luego ella de su inmundicia, y se volvió á su casa.
5 Y concibió la mujer, y enviólo á hacer saber á David, diciendo: Yo estoy embarazada.
6 Entonces David envió á decir á Joab: Envíame á Uría Hetheo. Y enviólo Joab á David.
7 Y como Uría vino á él, preguntóle David por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y asimismo de la guerra.
8 Después dijo David á Uría: Desciende á tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Uría de casa del rey, vino tras de él comida real.
9 Mas Uría durmió á la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió á su casa.
10 E hicieron saber esto á David, diciendo: Uría no ha descendido á su casa. Y dijo David á Uría: ¿No has venido de camino? ¿por qué pues no descendiste á tu casa?
11 Y Uría respondió á David: El arca, é Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor sobre la haz del campo: ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y á dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo á Uría: Estáte aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y quedóse Uría en Jerusalem aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó, é hízole comer y beber delante de sí, hasta embriagarlo. Y él salió á la tarde á dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió á su casa.
14 Venida la mañana, escribió David á Joab una carta, la cual envió por mano de Uría.
15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned á Uría delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea herido y muera.
16 Así fué que cuando Joab cercó la ciudad, puso á Uría en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon con Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Uría Hetheo.
18 Entonces envió Joab, é hizo saber á David todos los negocios de la guerra.
19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabares de contar al rey todos los negocios de la guerra,
20 Si el rey comenzare á enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis á la ciudad peleando? ¿no sabíais lo que suelen arrojar del muro?
21 ¿Quién hirió á Abimelech hijo de Jerobaal? ¿no echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Thebes? ¿por qué os llegasteis al muro?: entonces tú le dirás: También tu siervo Uría Hetheo es muerto.
22 Y fué el mensajero, y llegando, contó á David todas las cosas á que Joab le había enviado.
23 Y dijo el mensajero á David: Prevalecieron contra nosotros los hombres, que salieron á nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
24 Pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Uría Hetheo.
25 Y David dijo al mensajero: Dirás así á Joab: No tengas pesar de esto, que de igual y semejante manera suele consumir la espada: esfuerza la batalla contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Y oyendo la mujer de Uría que su marido Uría era muerto, hizo duelo por su marido.
27 Y pasado el luto, envió David y recogióla á su casa: y fué ella su mujer, y parióle un hijo. Mas esto que David había hecho, fué desagradable á los ojos de Jehová.