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Rebeca… Una Historia Inolvidable

(Mensaje dado en ocasión de la reunión de Damas el día 6 de enero de 2023)

Texto en el Libro de Génesis Capítulo 24.12-19
Y dijo: SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja ahora tu cántaro, para que yo beba; y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos, que ésta sea la que aparejaste a tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor. Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca que salía, (la cual había nacido a Betuel, hijo de Milca, mujer de Nacor hermano de Abraham) con su cántaro sobre sus hombros. Y la doncella era de muy hermoso aspecto, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. Entonces el siervo corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Y ella respondió: Bebe, señor mío: y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle a beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber”.


 Esta narración nos presenta una historia conmovedora; ciertamente, en cuanto a su aspecto profético, pero también en su aspecto práctico, lo cual nos permitirá encontrar valores de consideración, y que los mismos los podremos aplicar en nuestras vidas hoy. Cada porción de sus versículos, al ser analizados debidamente, contiene comparaciones interesantes, que se reflejan en nuestra vida cristiana. En nuestro caso, el tiempo es breve para esta exposición. En otra oportunidad usaremos de más tiempo para  estudiarlos, y podremos extraer la riqueza que se oculta ante nuestra vista.
 Comencemos nuestro viaje… ¿Tienen ya sus pasajes, verdad? Recuerden que son los de la confianza en Dios… Bien, entonces les invito a subir a este viaje y a que se acomoden cada uno (hombre y mujer) en sus asientos. ¡Importante!, abróchense el cinturón de seguridad, que es la Palabra de Dios… Bien… ¡¿Listo?!...  ¡Ahí nos vamos! ((risas)). Tomemos nuestras Biblias y miremos  las coordenadas en  el mapa de la historia en Beerseba, o Pozo del Juramento: 31.15-32 "N 34.4-52 "E. Con una superficie de 54 km2, aproximadamente, es hoy una ciudad del sur de Israel. Es una de las ciudades más antiguas del país, existente ya en la época bíblica; actualmente es la mayor población israelí en el desierto del Neguev y Capital del Distrito meridional. Está ubicada a 108 km. de Tel Aviv.
 El hecho ocurrido fija la fecha alrededor del año 1860 a.C. Pero  allí haremos un alto en nuestro viaje y nos retrotraeremos a  Génesis 21.2, que es como alrededor del año de 1857 a.C. Hacemos una parada allí y luego seguimos retrotrayéndonos: seguimos nuestro cautivante viaje hacia atrás en la historia; tal como en una  máquina del tiempo, la cual sería la cartografía de la Investigación de Datos: hechos ciertos con aplicaciones precisas que ocurrieron en nuestro pasado bíblico...
 La esposa de Abraham, quien fuera también la madre de Isaac, había fallecido; y ambos hombres, Abraham e Isaac, esposo e hijo de Sara, se encontraban perplejos y sin consuelo. Consideremos esto: la mujer es considerada por nosotros, los hombres, como personas creadas por Dios para nosotros; por lo que son  muy especiales. En su rol de "ayuda idónea", la mujer tiene muchos aspectos que la califican para cada hombre como: única. Seguramente, mis amadas hermanas, vosotras habéis oído decir por ahí, en algún comentario de vuestros esposos, lo siguiente: «Mi mujer es ¡Única!»… ¡Porque un esposo cristiano sabe que ella no tiene copia de imitación! Y en cuanto a sus hijos, casi todos ellos, conociendo bien qué son y quiénes son sus madres -y que suelen decir de ellas lo mismo que expresan sus papás, pero usando la palabra mamá: «Mi mamá es Única»-, cuando ya a una cierta edad, con la ayuda de Dios, buscan una chica: primero novia y luego esposa, tratan de hallar una mujer que sea un calco de su madre, o muy parecida... O sea… ¡un clon!k ((risas)). Como lo oyen, los muchachos buscan formar un hogar a semejanza del que tenían cuando fueron niños y luego adolescentes, a saber, la casa paterna (por eso el buen testimonio entre esposo y esposa). El ambiente familiar en el cual fueron dados por Dios, siendo impúberes, es como ese aroma de flor que gratificó sus vidas y en el cual fueron criados… ¡Y  es  el  que extrañan! Acá cuenta, interviene, la educación, y sobre todo el amor a Dios, con que vosotras, madres de Israel, habéis criado a vuestros polluelos con toda vuestra vocación maternal: con amor, paciencia, cariño y respeto, y no dejando que nada se derrame sin razón o justificación. Nada de ello se ha perdido, por el contrario, muchas veces este sentimiento se potencia. ¿Saben por qué?... Porque cuando ya somos adultos, y aún en la vejez, la nitidez de los recuerdos sigue tan vívidamente grabada en nuestras almas. Les comento esto porque sé que para un hijo (en este caso, el varón) será de suma importancia la aplicación, ahora en su nuevo rol de esposo, de lo que vivió. Se esforzará por lograr alcanzar aquello que ha vivido con gusto en su casa paterna, y podrá decir... «En mi hogar que he formado se huele el mismo aroma». ¡Es esa añoranza lo que llama al intenso deseo de buscar lo que sea igual o parecido a ello ya felizmente vivido! Y de igual manera sucederá también con la mujer, con la joven. Esa doncella que ha de desposarse, seguramente también buscará algo parecido para su nuevo hogar. Sondeará ella en su amado poder encontrar aquellas similitudes, esperando hallarlas, que se arraigaron fuertemente de su regazo familiar siendo una niña y luego adolescente… Seguramente, que sea un hombre... digamos, bastante parecido, o igual... ¡a su papá! ((risas)). En el término ideal estoy hablando... Supongo que me entienden... ((risas))…
 Volvamos a nuestra Historia Inolvidable. Abraham ya tenía más de 130 años de edad, cuando Sara, su mujer, siendo de 127 años de edad, falleció. Entre tanto Isaac, el hijo de ambos, crecía y era de hermoso aspecto. Isaac fue el único heredero de la promesa de la verdadera simiente en la casa de Abraham. Tuvo residencia en Gerar. Tendría Isaac unos 40 años de edad (Génesis 25.20) [Nació en 1851 a.C y falleció en 1671 a.C., en Canaán] cuando Abraham se enteró de que su cuñada, Milca, había dado hijos a su esposo Nacor, hermano de Abraham. El hijo menor de Milca y de Nacor fue su sobrino Betuel, quien es el padre de la hermosa Rebeca (Génesis 22.23, de esta Historia Inolvidable).

 ¿Betuel, quién era? Es un nombre propio masculino de origen hebreo en su variante en español. Deriva del hebreo y significa "casa de Dios". Betuel fue el padre de Labán y de Rebeca, y sobrino de Abraham (Génesis 22.20, 22, 23; 24.15 “ Y aconteció después de estas cosas, que fue dada nueva a Abraham, diciendo: He aquí que también Milca ha dado a luz hijos a Nacor tu hermano… Y a Quesed, y a Hazo, y a Pildas, y a Jidlaf, y a Betuel. Y Betuel engendró a Rebeca…
 Ahora bien, Abraham estaba muy preocupado de que Isaac no contrajera matrimonio con alguna doncella de las tribus cananeas que habitaban en los alrededores de Beersheva, puesto que allí era muy grande la práctica de la  poligamia y también de la idolatría. Existía el temor de que se contaminara la simiente santa, de la cual vendría el Unigénito Hijo de Dios, el Mesías redentor o pariente (en hebreo: goel), quien es nuestro Salvador CristoJesús. Isaac y Rebeca fueron los escogidos para llevar el inicio de la simiente santa.
 El  recurso que Dios había preparado fue que Abraham comisionara a Eliezer el damasceno, el mayordomo de su casa, asistiéndole con todos los encomios, para viajar a la Mesopotamia, a la ciudad de Nacor, ubicada en la región de Aram-Naharaim... Allí comenzamos nuestro viaje hacia Aram, con un séquito de personas y muchos regalos (que pagarían en grandeza la dote de la doncella Rebeca, nieta de Nacor). Pero Eliezer no conocía personalmente a la doncella; no sabía quién era. Eliezer había orado a Dios para que su viaje fuese prosperado y le revelase el lugar en donde encontraría a la que iba ser la esposa de su amo Isaac, que no conocía… Ahora veamos esto, una de las cualidades, entre tantas, que se destacaba en esta bella mujer, Rebeca, era su cortesía. En Génesis 24.18 dice: “Bebe señor mío, y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber”. ¡Eliezer quedó impactado de cómo vino la respuesta Divina a su tal propósito! Se presentó en la casa de Rebeca y Labán, hermano de Rebeca, “vendió”, en cierto sentido, a su hermana cuando Eliezer les obsequió los regalos de alto precio. Luego la invitación a Rebeca de viajar -de seguir a Eliezer-, la cual ella no dudó en aceptar. Acá vemos que cuando hacemos las cosas correctamente Dios prospera todo asunto favorablemente. Cuántas mujeres fracasan en sus matrimonios cuando no se sujetan a la voluntad de Dios, arrojando así por el suelo sus útiles vidas, escogiendo mal a sus “compañeros de vida” -que se supone serían para toda la vida, porque para eso se conforma un matrimonio-, sea que venga de una “supuesta revelación”, de alguien o de su propia inventiva, y le indique que éste es el escogido con quién formará su hogar. Es que el mandato del corazón no lo estiman para nada, sobre todo, si por el mismo giran componentes de aspecto religioso. A una conocida mía le sucedió algo semejante, todo envuelto en un halo de falsa piedad con supuesta "revelación". Esta mujer nunca fue feliz, terminando en divorcio.
 Rebeca decidió ir; ella estaba confiada, sabía que Dios la acompañaba. Creo que ella bien pudo haber pensado: si mi tío Abraham ha tenido tanta generosidad de enviar a su principal para hacerme saber que yo fui escogida como futura esposa para mi primo Isaac, y Dios ha guiado todo hasta aquí, ¿por qué he de perderme tan inestimable favor?... ¡Yo iré! A la luz de tan genuina decisión, de la hermosa vida de esta mujer, a la cual Dios favoreció, tenemos también la oportunidad de encontrar otra virtud: Rebeca tuvo su encuentro con Isaac; se enamoró a primera vista, y él de ella; se casaron; no hubo fiesta de enlace matrimonial ni invitados, ni nada de regalos… El propósito de Dios fue también que la pasión y la intimidad sea esa miel dulce necesaria para la feliz seducción, por medio de la cual Él  (“Y sucedió que, después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que jugaba con Rebeca su mujer” Génesis 26.8) gobernaba, encauzaba, la vida de estos dos felices amantes. Sepan, amadas hermanas jóvenes, que de igual manera como le ha acontecido a Rebeca, si cada una de ustedes confía en el Señor en todo este asunto del matrimonio y oran para ser prosperados vuestros deseos, lograrán el éxito… Pues a nuestro Dios le agrada que sus hijos siempre le estén buscando y haciéndole partícipe en todo asunto. Especialmente en temas como nos ilustra esta Historia Inolvidable. Amén.


Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren en base al estudio dado por la hermana María Rosa Schuster

(Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569)  - Versículos en forma textual)

(Revisión literaria y diseño gráfico mensaje: Miguel Ángel Vreska: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Fecha: 07.10.2024

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Modificado por última vez enViernes, 11 Octubre 2024 14:01

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