Aunque Ruja La Tempestad

      Sub-tema: Jesús… quien ciertamente puede calmar (calmar, según la necesidad personal que se aplique, pudiese corresponder las siguientes facultades verbales, como: sosegar, adormecer, apaciguar, templar, aplacar, aquietar, serenar, tranquilizar, pacificar) la crujiente tempestad de la vida de los seres humanos.


     El alivio comienza cuando hay disposición para buscar únicamente en Jesús la ayuda. Siempre está al alcance de cualquiera que la necesite… En la dificultad que enfrentas: quizá una enfermedad con todas sus implicancias; la situación laboral, que te empuja sin piedad hacia un desastre financiero-económico y no sabes cómo resolverlo; conflictos en tus relaciones personales, que te arrojan olas de desesperación y te ahogan… Y la pérdida de un ser querido, etc.… Solo Jesús puede darte auténtica consolación. Él es varón de dolores; sufrió quebranto en su alma por amor hacia nosotros.

     En cuanto a esos imprevistos y gravosos temores de los conflictos personales, en esas situaciones que ameriten pacificar tu temperamento, el cual se ha vuelto incontrolable, ¿cómo aquietar las olas angustiosas y pulimentarlas? Ya por tu mente seguramente surgen más interrogantes… Muchas veces las tormentas nos ponen en duda temible, ¿no es cierto?  Cabe recordar a los discípulos de Jesús, en medio de un lago, en una pequeña barca, mientras se desataba una impiadosa tormenta ¿Estaban ellos lejos de la fe en Jesús, aunque el Señor estaba ahí en la barca? ¿Y de ti, qué?... Podría ser que tu confianza en él esté haciéndose añicos, minuto a minuto, ante cada circunstancia adversa que atraviesas… ¿Será acaso que Dios es tan solo una figura en tu mente? Probablemente, jamás estuvo en tu corazón… ¡Oh, Náufrago, a ti te digo!, ¿qué crees tú que harás en tus agrietados labios de sed espiritual?... ¿Y si llamases a Jesús el Señor, ahora, tal como hicieron los discípulos en su desesperación tormentosa?

     ¡Jesucristo te puede salvar! Jesucristo tiene poder, porque él es poder (Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste {Jesús}, que aun los vientos y el mar le obedecen? Mateo 8:27). Él puede reprender y despejar las nubes de dudas: entre ellas,  la desconfianza; los infaltables nubarrones tempestuosos del miedo; las tenebrosas dudas de la desesperanza que se ciernen sobre ti: esa tormenta que cruje y te arrastra en sombrío pánico de  muerte, la cual te paraliza y te conduce inexorablemente hacia las tinieblas de la desesperación… porque la muerte acecha… «¡Señor, mira que perecemos!».

     Amigos, el Señor es Todopoderoso. Él puede traer paz a tu corazón, ¿quieres ya vivir esa paz? Él tiene poder para  apaciguar tu ansiedad; es fácil: pide socorro… «¡Ayúdame, Señor!» Dile: «Ves, Señor, que estoy en este  estupor. Ya no se qué hacer. Toma mi mano, quiero tomar la tuya. ¡Lléname de tu fuerza! Por favor, aumenta mi fe, o provéemela, si ves que no hay ninguna. No me abandones, Señor Jesús. Ten misericordia de mí».

     Para todo en CristoJesús hay solución. Él es la preciosa Fuente de Gran consolación llena de dulces aguas de esperanza y amor. Él va a tranquilizar la ansiedad de tu alma, pacificar tu conciencia, perdonar tus pecados, corregir tus desaciertos, alimentar  tu confianza, sellar tu fe !Oh, cansado mortal!, permíteme que te diga algo más: CristoJesús, colgado de un madero con sus brazos abiertos, entregó su vida a la muerte para darnos vida espiritual. Si creemos que él fue enviado por el Padre Celestial (Juan 5.24) recibiremos el perdón de nuestros pecados y la vida eterna. Pero debes creer sin ver: ¡eso es fe! No solo murió derramando su sangre preciosa, también resucitó de entre los muertos. Ahora, pues, si creemos en Jesùs y nos arrepentimos de nuestros pecados,  pidiéndole perdón, él será nuestra justificación ante Dios.

Curso de Acción

     Todos los seres humanos fuimos constituidos pecadores delante de Dios, y sin obra meritoria alguna de nuestra parte que nos ayude a salvarnos de la segura condenación, es decir, en el lago de fuego. Sí, el infierno existe, puesto que el pecado existe, como existe también la muerte. Solo Jesús derrotó a la muerte y le quitó su dominio. Él dijo: «YO SOY la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá»… ¡Porque él es la resurrección y la vida!

     Amigo, amiga, Dios te ama. Él desea salvarte; aliviarte de tus trabajos y de tus cargas. Él te llama por tu nombre. Él obró por ti, sufrió y murió, y resucitó… para que alcances salvación. Él calmará tu tempestad. ¡Amén!

     Te invito a que hagas una sencilla oración, si me permites guiarte (aunque tú la puedes mejorar personalmente). «Dios, sé propicio a mí pecador. Vengo a ti con esta mi vida que tú conoces. Conoces mi corazón y el quebrantamiento de mi alma. Sé que tú, Señor, puedes ayudarme. Acudo a  tu socorro que me es oportuno. Busco tu compasión y perdón. Señor, sé tú mi refugio; yo me arrepiento de todos mis pecados… Creo que Jesús murió en la cruz por mí y resucitó. Concédeme tu misericordia y la paz para vivir confiando siempre en ti.  Gracias, Padre celestial. Te ruego esto en el nombre de Jesús, tu Hijo amado. Amén.

 
     Si has llegado hasta aquí, la alegría será una compañera inseparable de tu vida. Consigue una Biblia y léela diariamente, te servirá de ayuda constante y conocerás más del amor de Dios hacia ti y de él. Dios te bendiga ricamente. Pastor Ricardo Iribarren.

Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren

(Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569)  - Versículos en forma textual)

(Revisión literaria y diseño gráfico mensaje: Miguel Ángel Vreska: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Fecha: 24.09.2024


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