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La Conducta Del Cristiano [El Líder Modelo]

Palabra del día: 1 Tesalonicenses 5: 1-11
"Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.
Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.


Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis."

Resumen:
Sabemos que el Señor vendrá cuando casi todos no estén velando, vigilando; los hallará distraídos y ocupados en muchas cosas: en cosas humanas. Cuando muchos dirán: tenemos paz y seguridad. La noche ha llegado… parte de la humanidad está viviendo esta “noche” espiritual, como los dolores de la mujer encinta («Les tomó allí temblor; dolor, como a mujer que da a luz» [Salmo 48:6]). Dolor, angustia, fragilidad en los sentimientos terminarán por resquebrajar su condición y no podrán huir. ¡Estarán atrapados!
Nosotros (los creyentes en Cristo) no estamos en tinieblas, no estamos con falta de conocimiento. La instrucción bíblica nos sirve para estar atentos, cuidando de nosotros mismos en el Señor Jesús: ¡porque somos de Jesucristo… No pertenecemos a la noche, a las tinieblas!
Por tanto, estemos despiertos: vigilando, observando; siendo rectos y honestos («Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá» [Lucas 12:37]… «Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando el señor viniere, hallare haciendo así. En verdad os digo, que él le pondrá sobre todos sus bienes» [Lucas 12: 43-44]).
Y porque somos de Cristo, debemos estar vestidos con la armadura de Dios: ¡porque alcanzamos la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo!, quien murió por nosotros a fin de que estemos, ya sea despiertos (con vida física) o dormidos (muerte física), viviendo para siempre con él cuando venga a buscarnos. ¡Esa es la [nuestra] esperanza!
Por lo tanto, así nos debemos animar los unos a los otros con estas palabras, en la cual hemos sido instruidos (enseñados). Aprender a ser partícipe de aquel que nos instruyó («Y el que es enseñado en la palabra, comunique en todo lo bueno al que lo instruye» [Gálatas 6: 6]).

Palabra que me enseña:
Muchos son los actos humanos. Sin duda, podemos distinguirlos unos de otros. Las conductas humanas tienen un patrón de orden. Sin Cristo, sin el conocimiento divino, estas no producirán alteraciones: ni espirituales ni corporales. Serían como una cinta electrocardiográfica que siempre traza en un mismo circuito de relieves gráficos. En una persona reposada es fácil medir el ritmo cardíaco. Pero si la persona se agita, alterará el grabado de la cinta. Sus relieves pueden tener cambios importantes, los cuales podrán diagnosticarle su problema.
La maldad hoy en día está generalizándose sobre toda la faz de la tierra. La noche espiritual y las tinieblas han comenzado su obra destructora. Los mecanismos de ajustes del diablo están sincronizándose. El siniestro día se acerca. Ahora bien, ¿en dónde ensamblo yo en todo esto? Soy cristiano, un atalaya, un vigía; y mi trabajo es velar, es decir, soy como un heraldo que avisa acerca de la Verdad: la comunico, hablando, escribiendo, con mi propio testimonio.
En la antigüedad, en los castillos y fortalezas se erigían unas torres de considerable altura. Estas torres eran recintos (puestos) de observación. Allí apostado se encontraba el “vigía” (o atalaya), quién desde lo alto comunicaba cuando una persona o una escuadra se acercaba; incluso podía darse cuenta si era amiga o enemiga. Así era como en la fortaleza se asumía la responsabilidad, o bien para defenderse, o bien para recibir a visitantes amistosos. Pero era el vigía quien tenía el deber de estar siempre atento, viendo y oyéndolo todo. Los soldados de esas fortalezas se hallaban siempre preparados, ejercitándose con sus armaduras, sus espadas y todos los materiales de guerra, los cuales les proveían garantía y “salvación” de los ataques del enemigo. Cuando era el día, el centinela no tenía demasiado trabajo de observación. Pero cuando llegaba la noche, su atención se intensificaba. Sus ojos estaban bien ejercitados para ver en la oscuridad; sus oídos para oír hasta el más imperceptible ruido, el cual podía identificar y saber de qué se trataba. El peligro acechaba en las tinieblas y sombras de la noche, y si el centinela se distraía o se quedaba dormido, esa fortaleza corría un gravísimo peligro. El enemigo podría sitiarlos, aislarlos, y finalmente destruirlos. ¡Eso era terrible!

Aplicación:
Los cristianos necesitamos ejercitar gran discernimiento y disciplina. ¿Qué problema tiene nuestro mundo, tan perverso y maligno, en convertirse en enemigo de Dios? Ellos, es decir, los “religiosos” y también los ateos, están involucrados en toda esta conducta irreverente. Los primeros en crear nuevas formas de creencias espirituales (contrarias a la Palabra de Dios); los segundos, en crear caos. Se los encuentra muy ocupados en llevar a cabo planes harto ominosos, por medio de los cuales darán forma a esas ideas, las que luego generaran luchas y caos («Por tanto, cuando viereis la abominación de asolamiento, que fue dicha por Daniel profeta, que estará en el lugar santo, (el que lee, entienda), Entonces los que están en Judea, huyan a los montes; y el que sobre el terrado, no descienda a tomar algo de su casa; y el que en el campo, no vuelva otra vez a tomar sus vestidos. Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado de fiesta; porque habrá entonces gran tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. He aquí os lo he dicho antes» [Mateo 24: 15-25]). ¡Ahí están las organizaciones religiosas que abiertamente están haciendo convenciones y buscando esas formas nuevas de expresión (luchas y caos, con el consiguiente dolor y muerte)! Éstas están cambiando o modificando las estructuras de las creencias espirituales. ¡Es ya tiempo de creer que esto está ocurriendo! vemos, pues, a la Nueva Era, con sus formas y variables, cuya principal estrategia es netamente el engaño. Muchos son engañados e inducidos a creer en un dios erróneo («Y sentándose él en el Monte de las Olivas, se llegaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis guerras, y rumores de guerras; mirad que no os turbéis; porque es necesario que todo esto acontezca; mas aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores» [Mateo 24:3-8]), que NO es el Dios de la Biblia.

Pensamiento:
El soldado por profesión es un hombre que se adiestra permanentemente en el arte -de ser necesario-  de hacer la guerra. El “soldado” cristiano por profesión es un hijo de Dios, que se adiestra permanentemente en la Palabra de Dios.

Oración:
«Padre que estás en los cielos, me acerco a ti con la convicción de que mi tarea que desempeño en el ministerio, que Tú me escogiste, la estoy llevando a cabo. ¡En Ti, Señor, y solo en Ti, podré realizarla con fidelidad!... Yo he respondido a ese llamado, Señor, para glorificarte aquí en la tierra: en la obra que me encargaste que hiciese (juan 17: 4); porque las palabras que me diste las he dado a conocer (…«porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron…» [Juan 17:8a]). Para encaminarme siempre bien, dependo de Ti en todo. Tu sabia dirección en mis decisiones permitirá que tanto Tú, OH Dios mío, y yo, nos beneficiemos: Tú serás glorificado, y a mí me galardonarás. Oro en el Nombre Precioso de Tu Hijo amado Señor Jesucristo. Amén»
Pastor, Ricardo Iribarren.

Una palabra más: Tú que aspiras a ser líder en el ministerio que te agrade, te aconsejo, luego de leer este mensaje, pongas la carga en tu corazón de buscar prontamente la voluntad de Dios en tu vida y para tu vida en el Señor. Te deseo de todo mi corazón que Dios te bendiga ricamente.

Devocional elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren.

(Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569)  - Versículos en forma textual)

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