La Señal En Los Escogidos
- Escrito por Pastor Ricardo J. Iribarren
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Palabra del día: Ezequiel 9:4 (véase también Apocalipsis 9:4)
«Y le dijo el SEÑOR: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente a los varones que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella»
Resumen:
Ezequiel escuchó la voz del ángel, que dijo que los verdugos de la ciudad habían llegado, y que cada uno trae en su mano instrumentos para destruir. Eran seis varones [cinco ángeles y el sexto era Jehová] de la puerta de arriba que mira hacia el norte (Isaías 14: 13-14). Y entre ellos había un varón vestido de lino fino (Apocalipsis 19:8). Y entrados se pararon justo en el mar de bronce (2Reyes 16:14) [lavar las manos los sacerdotes]. Y la gloria de Dios se retiró. Y llamó Dios al varón vestido de lino fino y le dijo que pusiera una señal en la frente de aquellos santos que gemían a causa de los pecados que se hacían en Jerusalén (hoy el mundo es semejante [se diría, igual] a esa Jerusalén pecadora), e indicó a los otros varones (ángeles; vea Génesis 18:2) que no tuviesen misericordia, que matasen a todos, menos a los que tuvieren la señal en la frente; y debían comenzar por Su Santuario, el Templo (1Pedro 4:17). Solo Ezequiel sobrevivió en el santuario. Éste intercedió. Dios le dijo que la maldad de Israel (Samaria) era sobremanera grande. Le manifestó (Dios) que la maldad de los gobernantes y dirigentes de Jerusalén había llegado hasta su colmo (Génesis 18:20). Sus pecados testificaban contra ellos. Eran todos culpables… he aquí la respuesta a su intercesión de parte de Dios. Solamente Ezequiel quedó.
Palabra que me enseña:
Hoy Dios clama a gran voz, como en aquel tiempo. Y su voz recorre toda la tierra. La Jerusalén de ayer en Judá la representa hoy cada barrio, pueblo o ciudad en donde se encuentren iglesias cristianas (evangélicas). ¿Y esto por qué? En Jerusalén se hallaba el templo, y dentro de él el arca del testimonio. En el templo se ofrecían los sacrificios; y en Jerusalén había sinagogas donde se encontraban maestros que enseñaban la ley. Eran lugares donde los judíos aprendían el conocimiento sobre Dios y su obra, y de Su amor hacia ellos. Ellos sabían perfectamente de las maravillas y señales de parte de Dios. Así como en nuestros días también, Dios hace prodigiosos milagros: cojos andan, sordos oyen, ciegos ven, mudos hablan, enfermos de distintas dolencias son sanados, los cautivos de vicios (drogas, alcohol, cigarrillos, ludopatía [juegos y apuestas], desenfrenos, impudicia [pornografía, etc.], infidelidad [adulterio, promiscuidad, traición, etc.], impiedad, etc.) y los seducidos por espíritus de demonios son liberados, y a los pobres en espíritu les es anunciado el evangelio. Y cuando vemos y oímos de estos milagros, prorrumpimos en llanto y gozo alabando a Dios. También observamos las señales y estamos, algunos, atentos a Su Palabra. ¡ALELUYA! Presenciamos cómo la obra de Dios en los seres humanos tiene fiel cumplimiento. Hoy, como en los días del profeta Ezequiel junto al río Quebar, Dios ejecuta su terrible obra en medio nuestro. Los verdugos de Dios están en medio nuestro. Sus instrumentos de destrucción en sus manos (terremotos, pestes, enfermedades, angustia, dolor, miedo, inseguridad — Véase Lucas, capítulo 21) son algunos síntomas claros de que pronto comenzarán su desagradable y abominable tarea. Solo los verdaderos: los santos que claman y gimen en medio de esta ciudad pecadora, degenerada y perversa, están sellados con el Espíritu Santo con la señal en sus frentes. El ángel vestido de lino fino simboliza la justicia de Dios; la que, implacablemente, se aplicará sobre un mundo perverso y pecador, destinado a juicio. Merced a ello, Dios ordena a estos varones no tener misericordia y ejecutar la orden que se les dio. Deben matar sin misericordia. No pueden perdonar. Ellos obedecen el mandato de Dios. Solo el profeta Ezequiel quedó con vida. Dios hizo sentir sus juicios inclusive dentro de Su Santuario… De aquí deduzco y comprendo que, « Y si el justo con dificultad se salva; ¿en dónde aparecerá el infiel y el pecador?» (1Pedro 4:16). El juicio comenzó primeramente en quienes ministraban en el templo; siguió con los gobernantes, luego con las fuerzas armadas y, por último, con el pueblo. Hoy la iglesia de Cristo está purificándose (Apocalipsis 21:11). Este proceso es lento pero continuo. Satanás, dice el apóstol Pablo, se disfraza como ángel de luz «Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz». 2Corintios 11:14. Satanás es el engañador por excelencia. Él conoce bien la Palabra de Dios y sabe perfectamente hacia dónde orientar sus dardos ponzoñosos de falsedad en el creyente (en Jesucristo), procurando hacerlo dudar y de ese modo poder desviarlo de la fiel interpretación de pasajes bíblicos no sencillos de interpretar en una primera instancia «…casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos». 2Pedro 3: 16. Pero aun conociendo ellos (los creyentes) que a Dios le desagrada muchísimo que desobedezcan sus mandamientos en forma deliberada (ejemplo: los adúlteros serán juzgados por Dios), entonces él paga a cada uno conforme a sus obras. Si fue obediente, temeroso, recibe premio. Si pecó, se envaneció y cometió actos abominables, sufrirá castigo. Todo esto en proporción de sus iniquidades (Reflexione en 1Corintios, capítulo 3).
Aplicación:
Yo creo en un Dios que ama la justicia, y también creo que él envía juicio sobre la tierra a fin de vindicar (restaurar) su Nombre, que es vituperado por los hechos pecaminosos deliberados de los hombres que se deleitan en las prácticas de la carne, del pecado. También es de notar que él juzgará primero a Su pueblo («Porque es tiempo de que el juicio comience desde la casa de Dios». Pedro 4:17). Los cristianos judíos y gentiles conforman ese pueblo. También sé que dónde haya dos o tres personas reunidas, ello ya es una iglesia, porque Cristo está entre ellas. Pero lo que aplico en mi vida es, que si yo errase en mis convicciones cristianas y me convirtiese en un hipócrita, en un religioso, e hiciere tropezar en la fe cristiana a otros, y por mi culpa el nombre de Dios fuere blasfemado por los hombres, Dios me ajustará cuentas. Sus juicios recaerán sobre mí. Entonces, ¡cuán delicado es para mí -y para Usted- este asunto! En medio de esta Jerusalén terrenal, donde se practica toda clase de pecados —aún entre cristianos—, los caminos de muchos son trastornados. Sé que en mi frente está la señal [el sello] del Espíritu Santo (Efesios 1:13), que me guardará del día terrible de Jehová. Mientras tanto debo yo ser fiel, confesando a Cristo mis debilidades para ser fortalecido: obtener esa fuerza para afrontar dificultades; puesto que sin Su ayuda me es imposible resistir.
Pensamiento:
Aquí está la paciencia y la fe de los santos, donde son probados en el crisol del sufrimiento. La Biblia dice: «...sé fiel y te daré la Corona de la Vida» Apocalipsis 2:10c. ¡Amén!
Curso de acción:
Entonces usted se preguntará, ¿qué debo hacer para ser salvo, para escapar del juicio venidero, para afrontar las situaciones difícil hoy que nos toca vivir a todos? ¿A quién debo recurrir? ¿A quién debo escuchar? ¿Qué es lo recomendable leer? ¿Cómo me aconseja, usted, vivir esta vida? ¿Qué recursos son viables; a cuáles debo recurrir?...
¡Esos son buenos cuestionamientos de su parte!… De acuerdo a sus interrogantes, usted, para lograr la felicidad completa, debe seguir el entero consejo de Dios.
¿Y cómo es eso?, puede que me diga…
¡Ah!, eso muy sencillo: Si usted está de acuerdo, el primer paso es reconciliarse con Dios…
¿¿Cómo dice…??
Lo que dije… Reconcíliese con Dios: que es por medio del Señor Jesucristo «Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor son venidos…» Hechos 3: 19… ¿Sabía usted que Jesucristo murió por su pecado (por todos sus pecados)?... Confiésele a él sus errores; abra su corazón, pidiéndole a Jesucristo que lo limpie con su Preciosa Sangre y le conceda el perdón «… en el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia…» Efesios 1:7. Y así usted obtiene la salvación y la vida eterna «Pero cuando se manifestó la bondad del Salvador nuestro Dios, y su amor para con los hombres, no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia, nos salvó por el lavamiento de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo; el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesús, el Cristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna». Tito 3: 4-7.
De verdad, nunca lo había visto de ese modo; nunca me lo han declarado así…
Agradecimiento:
«Amado Dios mío, te agradezco esta oportunidad en que pude presentar Tu mensaje, el cual me diste a publicar, para que los que se encuentran en necesidad espiritual puedan hallar el socorro oportuno, siendo librados de todas sus aflicciones — entre ellas: ateísmo, falsas doctrinas, idolatría, apostasía, y los distintos pecados de la carne. Padre, en el precioso Nombre de Jesucristo, te lo pido. Amén». Pastor, Ricardo Iribarren
Devocional escrito por el pastor Ricardo Iribarren.
(Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569) - Versículos en forma textual)