Primera parte
Hoy en día podemos encontrar a gran cantidad de cristianos caminando por diferentes sendas, las cuales —suponen— todas ellas conducen al cielo. Ellos no se dan la debida cuenta de que ese “deambulante” andar es sumamente peligroso, debido a los obstáculos que frecuentemente se presentan, los cuales van obstaculizando su andar diario en su relación con Dios. De esta manera, dañan su relación personal con Él y también con los creyentes (ese «andar diario» involucra áreas como la emocional, espiritual, psíquica y de relación).