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Anatomía De Un Suspiro

Cita Bíblica en Job3.24 y Salmo 38.9
Porque antes que mi pan, viene mi suspiro; y mis gemidos corren como aguas” Job 3.24. “Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto” Salmos 38.9.

a historia de Job, por cierto una historia real narrada en la Biblia, quien dijo entre muchas verdades: la cuestión a resolverse, es ésta: ¿Por qué, en consonancia con la justicia de Dios, son atribulados los justos?. La doctrina de la retribución después de la muerte es (ver mensaje El Libro De La Muerte), sin duda, la más grande solución de la dificultad. Y a eso se refiere Job, claramente, cuando expresa “Si el hombre muriere, ¿por ventura vivirá? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación” (14.14), y en 19.25 “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo…”.  Esto es la aclaración tocante a la resurrección. Como así también fue la profecía de Balaam (Números 24.17)  lo bastante clara para dirigir a los magos de Oriente por medio de la estrella (Mateo 2).
Pero también, abriendo sus páginas, nos acerca a contemplar los sufrimientos de un hombre santo y una cantidad de matices que reflejan las ansias de su espíritu atormentado por la desgracia familiar; de la incapacidad de responder a Dios (Job 9) y del abatimiento que traen a su acongojado ser sus tres "amigos". Veamos, estos tres amigos, poseedores de gran experiencia en la vida y alta sabiduría en las cosas de Dios, conservaban no obstante un discernimiento mundano (Job 33); por lo que, en su “apoyo” a Job, le aportaban, finalmente, cual una medicina mal aplicada, más dolor que certezas consoladoras. El caso del suspiro: que cuando deseaba comer su pan, los recuerdos le impedían hacerlo. En el principio de sus pruebas, al saber de la pérdida de una bendición, temió la pérdida de otra; y al recibir la noticia de la pérdida de ésta, temió la de una tercera. En ese suspiro declaraba, tal vez: «no tengo reposo, no hay intermisión de tristezas». Es como si dijera que el que busca en lugar equivocado, no ha de extrañarse si no encuentra nada.
Cuando estudié Ingeniería Ferroviaria, tenía una materia: Lógica, respecto de la cual el libro de Job me fue de gran aporte. El suspiro de Job en la adversidad es muy semejante al de cualquiera de nosotros, hoy. Las circunstancias desconocidas para Job son muy bien conocidas por nosotros: que muchas veces, en la premura de la busca de ayuda, buscamos en el lugar equivocado. Estamos sujetos a desigualdades, debido a que  incorporamos aquellas actitudes que, si bien nos desafían y aun teniendo los recursos para enfrentarlas, no disponemos de la capacidad necesaria para darles pelea; y caemos así en el desconcierto, seguido de la perturbación junto a los fracasos… Y así andamos, ¿no?
Nuestro Dios es Todopoderoso, es Jehová de los ejércitos. ¡Y a qué dudarlo! Pues allí se nos caen los suspiros acompañados de lamentos… Como Job, que se quejaba de su miseria y en su desesperación formuló preguntas. Y así mismo nuestro amado Salvador, enclavado en la cruz en la cumbre de su máximo dolor y agonía, exclamó: “Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? Que declarado, quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.
O en lo profético del salmo 38, que escribió David, en su versículo 9, donde exclamara: “Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto”.
Todos estamos sujetos a suspirar: expresión íntima del deseo del alma. ¿Qué es lo que buscamos? . . . ¿Tal vez una hoja verde de una esperanza muerta para volverla a la vida?
Oh, bendito Señor Jesús, paciente espero en ti. Mi tambaleante y débil fe se aferra a tu palabra y confiadamente aguardo. Porque pacientemente espero de tu fuego, como también de pie para unirme al canto de los redimidos. ¡Señor, quema el ruin metal que pierde valor bajo tu mano! Quizá con nuestro suspiro podamos nosotros comprender que no estamos al pie de una montaña, sino al pie de la cruz donde murió Jesús: ¡porque allí hay todavía lugar para mí, y también para ti. Y en mi suspirar busco tu consolación y me siento bendecido por ello. Amén.

Y el Dios de esperanza os llena de todo gozo y paz creyendo; para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo” Romanos 15.13.



Dios bendiga tu vida muy ricamente.


Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo Iribarren
(Biblia consultada: Sagradas Escrituras (1569)  - Versículos en forma textual)

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