El Temor
- Escrito por Pastor Ricardo J. Iribarren
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Palabra del día: Mateo 17: 22-23 "Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres,
y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera".
Resumen:
Estando Jesús en Galilea habló con sus discípulos sobre la muerte que iba a padecer en manos de pecadores; y que al tercer día resucitaría. Mas ellos estaban tristes.
Palabra que me enseña:
Jesucristo me enseña dos aspectos fundamentales de esta cuestión. Primero: Él habló en muchas oportunidades de que había de padecer la muerte; que era necesario que pasara de esa forma (Mateo 16:21). Su resurrección y sufrimientos habían sido anunciados desde mucho tiempo antes por la boca de Dios mismo y de sus profetas. La ley mosaica mostraba, aunque de manera velada, que para obtener perdón de pecado la víctima (un animal sin defecto) que moría derramaba su sangre. De este modo el pecado era cubierto. Esta ley no dio motivo de entender el significado de todo esto, sino solamente que se debía obedecer. Jesús se muestra como la víctima perfecta que moriría para quitar el pecado de los hombres (gracia) para siempre, derrotando a la muerte: resucitando al tercer día para nuestra justificación (Romanos 5: 1-5), como Él lo había dicho.
Segundo: los discípulos se entristecieron en gran manera. Su Maestro, su Señor y Salvador debería padecer; morir. Empero, al tercer día, resucitaría.
Ahora bien, el texto no permite vislumbrar claramente si los discípulos sufrirían por el precio que se les mostraba (leemos Mateo 5:12: “Bienaventurados sois cuando os vituperen y os persigan, y se dijere toda clase de mal de vosotros por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestro galardón es grande en los cielos; que así persiguieron a los profetas que estuvieron antes de vosotros”, o si los que se entristecerían serían en realidad luego los fariseos y gentiles, quienes le darían muerte. Me inclino por el primer grupo. Y si yo (Ricardo) hubiese estado con ellos, creo sin duda que hubiese sufrido como ellos y junto con ellos.
Aplicación:
La Biblia dice que Cristo padeció y murió por mis (tus) pecados. También testifica que CristoJesús resucitó al tercer día. ¡Y ello es mi (nuestra) carta de triunfo, mi (nuestro) grito de victoria, sobre la muerte! Porque creer en él produce en mi vida limpieza y seguridad de salvación; limpieza de maldad, de errores, de transgresiones… En una palabra: de PECADO. A su vez me lleva a una vida de santidad agradable a Dios "Porque no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que nos menosprecia, no menosprecia a hombre, sino a Dios, el cual también nos dio su Espíritu Santo” (1 Tesalonicenses 4: 7-8)
Siempre debemos recordar que el murió y resucitó. Y si yo muero físicamente (lea 1 Tesalonicenses 2:14), sé ciertísimamente que seré resucitado cuando él venga a buscar a Su iglesia.
De hecho, me entristezco cuando rememoro sus padecimientos; no obstante, me lleno de gozo y alegría porque Él resucitó.
Reflexión:
No creer en CristoJesús (incredulidad) entristece en gran manera a Dios. Mas creer en él es aceptar su vicariedad sobre mi alma, dándome gozo y alegría. ¡En los cielos hay fiesta cuando un pecador se arrepiente (cuando reconoce y siente dolor por su culpa ante Dios y acepta a Cristo, por la fe, como su Único y Suficiente Salvador)!
Curso de acción. Oración (Dramatizada, expresada desde el púlpito):
«Los que están presentes aquí en el templo, los que estén oyendo este mensaje por la radio, los que leen este mensaje en los Devocionales les invito a creer en Dios; porque él dice verdad en las Escrituras, y manda que todo aquel (o aquella) —no importa su edad (niño, niña, jóvenes, adultos, adultas, ancianos, ancianas)— que se arrepienta en todo lugar (donde esté) y sea obediente. Y si estás dispuesto o dispuesta a hacerlo, debes saber que es un desafío para valientes… (en este momento están pasando al frente, al púlpito)… Gracias a Dios por esta decisión que han tomado quienes están pasando al frente. ¿Y los que han oído este mensaje por la radio, y tú que estás leyendo este devocional ahora, han tomado la decisión de seguir a Cristo? Les invito ahora… a orar… Silencio, por favor… Amado Dios, gracias te doy en este día por la oportunidad que me concediste de traer tu Palabra; la cual, habiéndola escuchado estas personas que han pasado aquí al frente, como seguramente también los radioyentes en cada lugar, les anime, por tu gracia, a tomar la decisión. La iglesia; los aquí adelante (en el templo), los radioyentes y yo nos humillamos delante de ti, agradeciéndote por esta sabia decisión en aceptar, por la fe, a CristoJesús como su Dios y Salvador (leamos Tito 2: 11-14: “Porque la gracia de Dios que trae salvación, se manifestó a todos los hombres. Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, justa, y píamente, esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesús, el Cristo. Que se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, seguidor de buenas obras”). Concédeles esta salvación tan grande y el perdón de sus pecados. Y dales la autoridad de ser hijos tuyos (leemos Juan 1: 12). Agradecidos, oramos en el nombre del Señor Jesucristo. Amén… Hermano/hermana, permíteme estrechar tu mano. Los consejeros entregarán una Biblia (Reina Valera 1909), ahora… Y a ti estimado oyente que estás involucrado dentro de esta oración, comunícate con nosotros al correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Envíame tus preguntas y una dirección, a fin de enviarte igualmente una Biblia, la Palabra de Dios, e indicarte una iglesia —de sana doctrina bíblica— cercana a tu domicilio. Que Dios te bendiga muy ricamente».
Dios bendiga tu vida, Pastor Ricardo Iribarren. Mensaje predicado el 30 de septiembre de 1992.
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Edición y Montaje por Nicolas Benjamin Gonzalez
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