Dios… ¿Necesita Tiempo?
- Escrito por Pastor Ricardo J. Iribarren
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Versículo clave:
«Encomienda á Jehová tu camino, Y espera en él; y él hará»
(Salmo 37:5)
Antes yo creía que después de haber orado tenía el deber de hacer todo lo que pudiera de mi parte para obtener respuestas a mi oración…
El Señor, no obstante, me enseñó un método mucho mejor, y me mostró que lo único que hacían mis esfuerzos era dificultar y poner obstáculos a Su obra.
También me mostró que cuando yo esté orando, y creyere definitivamente en él, y confiara, quería que aguardara con el espíritu de alabanza y que hiciera solamente lo que él me mandara.
No obstante esto, el sentirse sin hacer otra cosa que únicamente confiar en el Señor, pareciera ser muy inseguro; y la tentación que tenemos de tomar el asunto en nuestras propias manos y luchar la batalla nosotros mismos, ¡es tremenda!... Y asimismo los conflictos que se suscitan.
Sabemos -o al menos muchos lo han experimentado- la difícil tarea que es rescatar a una persona que se está ahogando; la cual, en su desesperación, trata de “ayudar”, con movimientos torpes e inexpertos, a aquel que está luchando en su rescate… ¿Saben?, el mismo escollo encuentra el Señor con nosotros cuando debe luchar él mismo nuestras batallas, es decir, cuando insistimos en lucharlas nosotros mismos, o dándole una “mano” en su tarea. No es que el Señor no quiera que luchemos nuestras batallas, sino que nuestra intervención dificulta que él obre.
Las fuerzas espirituales no pueden obrar mientras operan las fuerzas terrenales.
Dios requiere tiempo para contestar nuestras oraciones. Con frecuencia fracasamos por cuanto no damos a Dios la oportunidad en este respecto.
Para dar colorido a una rosa, Dios necesita tiempo... Para darle crecimiento a un roble, Dios necesita tiempo... Y para elaborar el trigo, que luego será pan, Dios necesita tiempo (pues Dios creó el tiempo: los períodos, los espacios. Él así lo dispuso).
Él toma la tierra, la ara, la ablanda, la enriquece; la humedece con lluvia, con Su agua del cielo, y con rocío… y le da vida.
Él da la hoja, el tallo, el grano y, por último, el pan para el hambriento.
Para considerar:
Salmos 104: 16… «Llénanse de jugo [de savia – de vida] los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó»… Así nosotros debiéramos llenarnos del amor de Dios. ¿No creen?
Todo este proceso lleva tiempo. Por lo tanto, todos nosotros sembremos, labremos, esperemos y confiemos hasta que Dios haya llevado a cabo todos sus planes. En todas estas cosas demos a Dios la oportunidad en lo que se refiere a tiempo.
En nuestra vida de oración debemos aprender esta misma lección. Para contestar a nuestras oraciones, Dios tiene necesidad de tiempo.
¡Oh! Señor, quién como tú, que sabes mi vida y nada puedo ocultarte. Me mostraste la razón de por qué he de vivir confiando en ti. ¡Gracias, Señor! Cuando se me aproxime la duda o el temor, tú, Dios mío, serás mi escudo protector, harás la separación, te interpondrás y seré protegido.
Si debo esperar, entretanto tú debas obrar en tu tiempo que has establecido, dame descanso y quita mi ansiedad por el tiempo que necesitas. Aguardaré en quietud y veré tu gloria, ¡Oh! Dios, refugio mío. ¡Amén!
«Alma mía, no delires.
Ni suspires de dolor;
Que posees en el cielo,
Tu consuelo, tu Señor,
Tu consuelo, tu Señor».
Dios te bendiga. Pastor, Ricardo Iribarren.
Reflexión elaborada y escrita por el pastor Ricardo Iribarren
Biblia consultada: Reina Valera 1909 - Versículos en forma textual